Alergia en otoño: por qué se produce y cómo tratarla
Determinadas enfermedades alérgicas se potencian en otoño: conoce cuáles y cómo evitarlas
En casa se debe ventilar; ser constante en el lavado de textiles y no abusar de la calefacción
La rinitis, el asma y las alergias a las mascotas son frecuentes en otoño
Aunque las alergias se asocian especialmente con los meses de primavera -por ser el momento en que más protagonismo toma la floración y la presencia de polen en el ambiente-, lo cierto es que, dentro del amplio catálogo de sustancias que provocan este tipo de reacciones, algunas de ellas predominan en etapa otoñal. Por eso hablamos de alergias de otoño, que presentan sus propias características y que, tal y como ocurre en el resto de casos, deben tratarse adecuadamente para evitar molestias en quien las padece. Alergia en otoño: ¿Por qué se produce y cómo tratarla?
Alergia en otoño: cuáles son las más comunes y cómo tratarlas
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Si hay una cosa común a todos los procesos alérgicos es que provocan incomodidad en quien los padece, si bien los síntomas pueden ser de muy distinta índole y gravedad. Los más frecuentes son picor en los ojos, en la piel o en la garganta; estornudos; mucosidad; tos o inflamaciones leves. En los peores casos, es posible sufrir diarrea, vómitos y náuseas; hinchazón en boca, labios y lengua o rostro (a veces incluso en los dedos de las manos); mareos; desmayos y dificultad para respirar o asfixia.
Estos síntomas se deben a las reacciones que genera nuestro sistema inmunitario ante la presencia del elemento que provoca la alergia (alérgeno). Así, cuando la sustancia que genera la alergia entra en nuestro organismo, éste crea anticuerpos específicos para combatirlo, desencadenándose a posteriori reacciones químicas cada vez que entremos en contacto con ese elemento. De ahí que aparezcan los síntomas, que son respuestas 'exageradas' de nuestro cuerpo pensadas para evitar que esa sustancia nos 'contamine'.
La lista de posibles alérgenos es muy amplia, aunque existen algunos especialmente comunes. Es el caso de los ácaros del polvo, los gatos, el polen, determinados alimentos, las picaduras de insectos, el moho... Lo que no está claro es por qué determinadas sustancias generan alergia en algunas personas y en otras no, o por qué éstas aparecen y desaparecen a lo largo de nuestras vidas. Además, cada sustancia se asocia a determinadas reacciones alérgicas, por lo que existen ciertas enfermedades alérgicas más frecuentes en unos meses que en otros.
En el caso de las alergias de otoño, tal y como recuerda Engenérico, las enfermedades alérgicas más frecuentes son las siguientes:
- Rinitis alérgica. Es la enfermedad alérgica más frecuente y afecta a entre el 25 y el 30 por ciento de la población de los países desarrollados. Se manifiesta en forma de estornudos, secreción nasal acuosa, picor de nariz y congestión nasal. Se trata, por tanto, de una reacción de las membranas de la mucosa de la nariz después de una exposición a ciertos alérgenos, como el polvo o el polen.
- Asma predominantemente alérgica. Se relaciona con alérgenos como ácaros, pólenes, epitelios de animales, hongos, o alimentos, y se trata del tipo de asma más frecuente. Suele tener carácter crónico y en algunas comunidades autónomas afecta al 10 por ciento de la población infantil, así como al 5 por ciento de población adulta. Los síntomas asociados a esta enfermedad alérgica son tos, dificultad respiratoria (disnea) y ruidos inspiratorios y espiratorios torácicos (sibilancias). A estos síntomas suelen sumarse la rinitis y conjuntivitis alérgica.
- Alergias alimentarias. La alergia alimentaria se desencadena, como su propio nombre indica, como respuesta a la exposición a un determinado alimento. Es bastante frecuente experimentar reacciones como hinchazón y picor en labios y boca, así como náuseas, vómitos y/o dolor abdominal, e incluso reacciones cutáneas (dermatitis atópica o urticaria). Los casos más graves pueden producir anafilaxia. El otoño es una época en la que estos procesos inciden especialmente en la población infantil, debido a la exposición a nuevos alimentos en comedores infantiles y espacios similares.
- Alergia a mascotas. En otoño pasamos más tiempo en casa y, como consecuencia, solemos estar más expuestos al pelo de nuestras mascotas, por lo que aumenta la incidencia de las enfermedades alérgicas asociadas a este tipo de alérgenos.
- Dermatitis atópica. La dermatitis atópica afecta normalmente a los niños desde las primeras etapas de la vida, cuando aún son lactantes, pero también a jóvenes y adultos. Se caracteriza por la sequedad cutánea, que provoca un picor intenso e induce al rascado. Y, a su vez, el rascado nos lleva a producir lesiones inflamatorias con enrojecimiento y descamación. El otoño en sí mismo no empeora los síntomas necesariamente, pero el frío y el uso de tejidos como la lana pueden provocar reacciones más agudas.
Por último, si quieres minimizar los efectos de las alergias en otoño, es conveniente intentar que el ambiente en tu hogar sea lo más saludable posible. Ello pasa por ventilar frecuentemente; ser constante en el lavado de textiles como mantas, cortinas, etc.; no abusar de la calefacción; limpia filtros de calefacción y aire acondicionado y aspirar en lugar de limpiar el polvo.