Alergia al invierno: puede que no sea un resfriado sino una reacción
La reacción a las cupresáceas es la tercera causa de alergía en España
En la actualidad, estos pólenes afectan a un 25% de las pequeñas poblaciones y a un 40% de las grandes ciudades
Por la época en la que se produce la floración, muchos confunden sus síntomas con los del resfriado común y la gripe
La polinosis no descansa, tampoco en lo más crudo del invierno. Estamos en plena polinización de las cupresáceas (ciprés y arizónica), que en grandes ciudades como Madrid y Barcelona están muy presentes en parques, jardines y urbanizaciones. La alergia a estos pólenes se ha incrementado en los últimos años, pasando de un 5% de la población a casi un 40%, sobre todo entre los más jóvenes y personas de 40-50 años. Son muchos los que desconocen que padecen esta reacción porque creen que los síntomas se deben a un resfriado común, por lo que no se toman las medidas oportunas para afrontarlo.
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Según estimaciones de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), la incidencia de las alergias han ido en aumento los últimos años, especialmente en la época invernal. Entre los motivos, la presencia cada vez mayor de plantas arizónicas y cipreses en zonas urbanas. "Las cupresáceas han pasado de ser unos pólenes anecdóticos, a representar una causa destacada de alergia a pólenes, provocando no sólo rinitis sino también episodios de asma en las personas sensibilizadas", destaca el alergólogo Ángel Moral, presidente del comité de la organización.
Tercera causa de alergia en España
Los estudios de polinosis de los años 90 demostraban que solo un 5% de la población era sensible a estos pólenes. Sin embargo, los datos actuales apuntan a una incidencia entre el 25 (pequeñas ciudades) y el 40% (grandes urbes) de la población, sobre todo entre los más jóvenes, aunque también se han sumado personas entre los 40 y 50 años, que con anterioridad no padecían sus síntomas. Hoy por hoy, es la tercera causa de alergia en España, tras las gramíneas y el olivo.
"La polinización de las arizónicas y cipreses suele coincidir con la floración de los almendros, y muchas personas achacan los síntomas a estos. Los días de mucho viento es fácil ver las nubes de pólenes que se producen en cipreses y arizónicas", añade el doctor.
La floración de la familia cupresáceas (Callitroideae y Cupressoideae) se produce en invierno, con mayor presencia en la zona centro y mediterránea de la Península Ibérica y su polinización es transportada por el viento (anemófila). Los niveles (granos de polen por metro cúbico) aceptados por el comité de SEAIC se establecen en alerta baja (50 g/metro cúbico), media (50-135 g/metro cúbico) y alta (más de 135 g/metro cúbico).
Confusión entre la sintomatología del resfriado y la alergia
Debido a la época en la que se produce la floración, muchos confunden sus síntomas con resfriados comunes y gripes. Tal y como subraya el experto, ambas afecciones cuentan con una sintomatología muy parecida y, por este motivo, se suele confundir el estornudo de la alergia con el que de un catarro. Para diferenciarlos, se debe tener en cuenta que las infecciones respiratorias típicas del invierno suelen duran entre cinco días y una semana y están asociadas a la congestión nasal y la secreción densa. Pueden ir acompañados de fiebre, malestar general y molestias en la garganta.
Mientras que la alergía suele extenderse más en el tiempo y cuenta con síntomas muy característicos como el picor de ojos y de nariz, enrojecimiento ocular y secreción nasal clara. El tratamiento para paliar ambos procesos es muy distinto. En el primero es conveniente tomar muchos líquidos, guardar reposo y tomar paracetamol. Sin embargo, para la alergia invernal se deben tomar antihistamínicos, broncodilatadores y corticoides (tópicos/inhalados) e inmunoterapia.
Gafas de sol, mascarilla y ventilar la casa al atardecer
Desde SEAIC recomiendan acudir a un alérgologo si notan los síntomas de la alergia; llevar gafas de sol o mascarilla para proteger la conjuntiva ocular y la zona nasal; ventilar la casa al atardecer porque en las horas centrales del día la polinización es mayor; llevar las ventanillas del coche cerradas; y evitar, en la medida de lo posible, la estancia prolongada en parques, urbanizaciones, jardines y cementerios.
Los expertos advierten, asimismo, que los cambios de temperatura a los que nos exponemos en invierno también afectan a los alérgicos, provocando reacciones inflamatorias en la nariz, rinitis o inflamación de bronquios. Y un dato más a tener en cuenta, la contaminación ambiental hace que los pólenes de estas plantas sean mucho más potentes y agresivos, mucho más que en los medios rurales.