El alzhéimer es la forma de demencia más frecuente. Más de 30 millones de personas conviven con él en todo el mundo. Por ello un diagnóstico temprano es clave para afrontar los síntomas de una enfermedad que por ahora es incurable. Lo que sí es más factible es retrasar su aparición. En ese sentido, un nuevo estudio publicado en 'The Lancet Neurology' ha descubierto que un fármaco experimental parece reducir el riesgo de demencia relacionada con el alzhéimer en personas que desarrollarán la enfermedad entre los 30, 40 o 50 años.
Los hallazgos del ensayo clínico dirigido por la Unidad de Ensayos de la Red de Alzheimer de Herencia Dominante de la Familia Knight (DIAN-TU), auspiciada por Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, sugieren que el tratamiento temprano para eliminar las placas amiloides del cerebro muchos años antes de que aparezcan los síntomas puede retrasar la aparición del alzhéimer.
El estudio internacional involucró a 73 personas que presentaban mutaciones genéticas hereditarias raras que causan la sobreproducción de amiloide en el cerebro, algo que garantiza prácticamente el desarrollo del alzhéimer durante la mediana edad. En 22 de ellos que no presentaban problemas cognitivos al inicio del estudio y que recibieron el fármaco durante más tiempo (un promedio de 8 años), el tratamiento redujo el riesgo de desarrollar síntomas de prácticamente el 100% a aproximadamente el 50%, según un primer análisis de los datos.
El hallazgo es muy relevante porque esos participantes estaban destinados a desarrollar la enfermedad y aún no lo han hecho. “Aún no sabemos cuánto tiempo permanecerán asintomáticos, quizá algunos años o incluso décadas", apuntan los autores principales de la investigación, Randall J. Bateman y Charles F. y Joanne Knight.
"Para brindarles la mejor oportunidad de mantener una salud cognitiva normal, hemos continuado el tratamiento con otro anticuerpo antiamiloide con la esperanza de que nunca desarrollen síntomas. Lo que sí sabemos es que es posible, al menos, retrasar la aparición de los síntomas de la patología y brindarles más años de vida saludable”, continúan.
Los resultados del estudio respaldan la denominada hipótesis amiloide de la enfermedad de Alzheimer, que sostiene que el primer paso hacia la demencia es la acumulación de placas amiloides en el cerebro. En ese sentido, eliminarlas o bloquear su formación podría detener la aparición de los síntomas.
Bateman y su equipo evaluaron los efectos de un fármaco antiamiloide experimental, el gantenerumab, fabricado por Roche y su filial estadounidense, Genentech, para determinar si este podía prevenir el desarrollo de la demencia. Los resultados revelaron que solo en aquellas personas que recibieron el tratamiento durante más tiempo -los mencionados 8 años- se dieron efectos observables en la función cognitiva. No así en las que lo recibieron por menos tiempo, lo que sugiere que el tratamiento años antes de la aparición podría ser necesario para la prevención.
El problema del gantenerumab y otros fármacos antiamiloides es que pueden tener un efecto secundario conocido como anomalías de imagen relacionadas con amiloide (ARIA). Se representan como pequeñas manchas de sangre en el cerebro o inflamación localizada, y, aunque en la mayoría de los casos no presentan síntomas y se resuelven por sí solas, una minoría son más graves y en contadas ocasiones han provocado la muerte.
Si bien el gantenerumab ya no se está desarrollando, Bateman y sus colegas esperan que los resultados del estudio sirvan de base para las iniciativas de prevención y tratamiento de todas las formas de la enfermedad de Alzheimer.