Antonio comenzó a usar el móvil de forma compulsiva con 15 años. Llegó a pasar 18 horas pegado a la pantalla, pendiente de notificaciones o mirando vídeos. Admite que algunas noches dejó de dormir: "solo por estar con el teléfono". Se ha sometido a una terapia para librarse de esta adicción que le robaba todo el tiempo de su vida.

Unas  4.650 personas han recibido tratamiento por adicciones comportamentales, la mayoría vinculadas al juego, el 9,3 por uso problemático de Internet, seguidos por las compras compulsivas o el enganche a la pornografía.

Antonio Ortega, era uno de ellos, que ahora rememora su adolescencia adicto al brillo hipnótico de la pantalla de su teléfono móvil. Sobre todo su dependencia era de los mensajes que recibía y leía en redes sociales. Un enganche que le hizo desterrar el descanso, porque permanecer pendiente de las notificaciones de conocidos, pero también de anónimos era su prioridad.

"Si posteaba algo, era ver si me habían visto o no, y buscar una validación de la gente", reconoce ahora que recuerda que era como una dopamina instantánea que le alejaba de su mundo, incluso de los encuentros físicos con sus amigos: 

"Dejé de quedar con amigos, para estar solo en casa" . Así era este estado que vivía que confirman los datos del uso compulsivo de internet de un 20,5% entre los jovenes de entre 14 y 18 años, siendo mayor en mujeres (25,9%) que en hombres (15,3%).

"No puedo más...estaba agotado". Al final, sus padres pusieron fin aquella adicción "Me llevaron a un centro", donde los especialistas en adicciones le enseñaron cómo no caer en las trampas.

Asi pudo salir de este abismo: "Vas viendo por qué recurres a eso. Ahora tengo herramientas para que no me ocurra lo mismo" . Se siente más libre después de 18 meses en tratamiento.

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