La ciencia detrás del frío: un experto explica cómo nuestro cuerpo reacciona a temperaturas extremas
Ante el frío extremo, el cuerpo puede producir una vasoconstricción y entrar en un estado de hipotermia
José Francisco Tornero-Aguilera, miembro del grupo de investigación en psicofisiología aplicada, explica cómo el organismo responde ante el frío
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El frío extremo afecta al cuerpo humano de formas a veces bastante drásticas y, a menudo, despiadadas. Según José Francisco Tornero-Aguilera, docente y miembro del grupo de investigación en psicofisiología aplicada de la Universidad Europea: "Una de las primeras respuestas de nuestro organismo es la vasoconstricción, un mecanismo donde los vasos sanguíneos en las extremidades se estrechan para preservar el calor en el núcleo del cuerpo. Aunque es útil para mantener los órganos vitales en funcionamiento, deja los dedos de las manos y los pies helados y propensos a congelación".
El experto indica que cuando el frío persiste, el cuerpo puede entrar en un estado de hipotermia, donde la temperatura central cae por debajo de los 35 grados Celsius. "En este punto, todo empieza a ralentizarse, desde la frecuencia cardíaca hasta las capacidades cognitivas, convirtiendo al cerebro en un procesador de los años 90: lento y poco fiable", explica a la web de Informativos Telecinco.
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Un estudio de Castellani y Tipton (2015) destaca que en condiciones extremas, el cuerpo prioriza tanto la supervivencia de los órganos que puede sacrificar tejido periférico.
Por último, Tornero-Aguilera destaca los temblores. "Este baile involuntario es la forma en que el cuerpo genera calor, pero tras un tiempo prolongado, ni siquiera esto es suficiente. Es como tratar de calentar una mansión con una vela. Así que, en resumen, el frío extremo no solo nos pone a prueba físicamente, sino que también se burla de nuestras capacidades de adaptación. La próxima vez que te quejes de que "hace un poco de frío," recuerda que tu cuerpo podría estar librando una batalla épica para mantenerte en pie".
Las respuestas de nuestro organismo ante el frío
El frío ataca estratégicamente los puntos más vulnerables del cuerpo humano. "Entre los órganos y sistemas más susceptibles están el sistema cardiovascular, el sistema nervioso, y la piel junto con las extremidades periféricas", apunta el experto.
"El sistema cardiovascular enfrenta uno de los mayores desafíos. Aunque la vasoconstricción protege al núcleo del cuerpo, también aumenta la presión arterial y la carga sobre el corazón. Como mencionan Castellani y Tipton (2015), el frío puede ser un detonante para eventos cardíacos en personas con enfermedades cardiovasculares preexistentes. "En pocas palabras, el frío no solo 'rompe corazones', también los pone bajo presión", aclara.
Una de las primeras respuestas es la vasoconstricción, un mecanismo donde los vasos sanguíneos en las extremidades se estrechan para preservar el calor en el núcleo del cuerpo
En cuanto al sistema nervioso central, Tornero-Aguilera explica que en casos de hipotermia, las funciones cerebrales disminuyen significativamente. La cognición se ralentiza, y la coordinación motora se convierte en un desafío, un fenómeno documentado por Biem et al. (2003).
"Es como si el cerebro decidiera entrar en "modo ahorro de energía," pero en lugar de reducir el brillo de la pantalla, apaga funciones importantes como el juicio y el equilibrio. Esto puede explicar por qué algunos exploradores han tomado decisiones cuestionables en climas fríos, como quitarse la ropa en pleno congelamiento", recalca.
Sobre la piel y las extremidades periféricas, el experto recalca que "las bajas temperaturas pueden causar congelación, resultando en necrosis si no se trata. Para ejemplo, basta recordar las historias de alpinistas que regresan de expediciones sin dedos de las manos o los pies. Estas áreas son vulnerables debido a la vasoconstricción, que reduce el flujo sanguíneo y, con él, el oxígeno y los nutrientes necesarios para la supervivencia celular".
Cuando el frío persiste, todo empieza a ralentizarse, desde la frecuencia cardíaca hasta las capacidades cognitivas, convirtiendo al cerebro en un procesador de los años 90: lento y poco fiable
El frío también ralentiza procesos metabólicos generales. "El cuerpo quema más energía intentando mantenerse caliente, pero cuando las reservas de glucógeno se agotan, la fatiga y el colapso no están lejos. Como si el cuerpo fuera una batería vieja, puede 'apagarse' sin previo aviso, aclara.
Grupos de población más propensos a sufrir las consecuencias el frío
José Francisco Tornero-Aguilera subraya que el frío extremo afecta de manera desproporcionada a ciertos grupos de población, como los niños, las personas mayores y quienes están en situación de pobreza energética. "Las personas mayores son particularmente vulnerables debido a la disminución de su capacidad para regular la temperatura corporal y la prevalencia de enfermedades crónicas como hipertensión o problemas cardiovasculares".
Respecto a los niños, especialmente menores de cinco años, explica: "Su sistema de termorregulación no está completamente desarrollado, lo que los hace más propensos a sufrir hipotermia y complicaciones relacionadas con el frío".
Es como si el cerebro decidiera entrar en 'modo ahorro de energía', pero en lugar de reducir el brillo de la pantalla, apaga funciones importantes como el juicio y el equilibrio
Además, "su mayor relación entre superficie corporal y peso provoca una pérdida de calor más rápida". La Agencia Europea de Medio Ambiente ha subrayado la importancia de tomar medidas específicas para proteger a los niños de los efectos adversos de las temperaturas extremas, ya que este grupo no solo es más sensible fisiológicamente, sino que depende de los adultos para implementar medidas de prevención.
En cuanto a las personas en situación de pobreza energética, el experto advierte: "Vivir en hogares con temperaturas inadecuadas durante los meses fríos, aumenta significativamente los riesgos de enfermedades respiratorias, cardiovasculares e incluso la mortalidad. Este problema no solo afecta a la salud física, sino que también tiene un impacto en la salud mental y el bienestar general".
Los temblores son un baile involuntario es la forma en que el cuerpo genera calor, pero tras un tiempo prolongado, ni siquiera esto es suficiente. Es como tratar de calentar una mansión con una vela
Un estudio publicado en The Lancet Public Health señala que en España las muertes atribuidas al frío podrían pasar de las 22.508 actuales a 23.272 para el año 2100, en gran parte debido al envejecimiento de la población.
"Para hacer frente a este problema, es esencial establecer planes de acción específicos que incluyan la identificación de personas en riesgo, la mejora de la eficiencia energética de las viviendas, y campañas de sensibilización sobre cómo protegerse del frío. En España, el Ministerio de Sanidad ha recomendado medidas concretas como la vacunación contra la gripe en mayores de 65 años y personas con enfermedades crónicas, así como el uso de ropa adecuada y la mejora de la calefacción en hogares vulnerables", concluye.
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