El estigma que rodea el consumo de antidepresivos: "Hay gente que no se va a curar por miedo a la medicación"

El estigma asociado al uso de antidepresivos sigue siendo una barrera importante para muchas personas que podrían beneficiarse de estos tratamientos. Miedos infundados sobre su supuesta dependencia o efectos secundarios alejan a los pacientes de opciones que podrían aliviar su sufrimiento. Además, el temor a reconocer una enfermedad rodeada de prejuicios asociados a la vulnerabilidad y debilidad dificulta el acceso a profesionales que pueden ofrecer orientación y soluciones efectivas.

Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental y jefa de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Clínico San Carlos, reflexiona durante una entrevista con la web de Informativos Telecinco sobre el impacto que ocasionan los mitos que torno a los tratamientos antidepresivos.

Pregunta: ¿Cómo definiría la depresión? 

Repuesta: La depresión es una enfermedad caracterizada por síntomas como ánimo bajo, falta de energía, desmotivación, insomnio, pérdida de apetito, pensamientos pesimistas recurrentes, retraimiento social y dificultad para disfrutar de actividades que antes eran placenteras. Cuando estos síntomas persisten durante al menos dos semanas, afectan significativamente la funcionalidad de la persona, dejando de ser una simple tristeza para convertirse en un problema clínico que requiere tratamiento. 

P: ¿Cuáles son las principales causas de la depresión? 

R: La depresión tiene una etiología multifactorial. Incluye una vulnerabilidad biológica relacionada con alteraciones en neurotransmisores y la neurogénesis del sistema nervioso central. También hay factores psicológicos, como antecedentes de trauma, dificultad en las relaciones personales o rasgos de personalidad como la ansiedad. Además, influyen factores sociales, como precariedad económica, desempleo o abuso de sustancias y redes sociales. Cuando estos factores se combinan se puede desencadenar un episodio depresivo.   

P: ¿Qué opciones de tratamiento existen y cómo se decide cuál es el más adecuado? 

R: El tratamiento debe abordar tanto la vulnerabilidad biológica como los factores psicológicos y sociales. En casos leves, la psicoterapia suele ser suficiente, ayudando al paciente a desarrollar herramientas para gestionar conflictos o mejorar su resiliencia. Para episodios moderados o graves, se combina los antidepresivos con la psicoterapia donde tratar los factores sociales que puedan estar contribuyendo a la enfermedad. 

Si después de dos tratamientos antidepresivos a dosis adecuadas durante el tiempo recomendado la sintomatología no remite podemos hablar de depresión resistente. En estos casos más graves recurrimos a técnicas como la neuromodulación (estimulación cerebral profunda o terapia electroconvulsiva) o fármacos novedosos como la esketamina

P: ¿Qué mitos rodean el uso de los antidepresivos? 

R: Uno de los mitos más extendidos es que crean dependencia. Esto no es cierto. Los antidepresivos no generan adicción, hay que tomar la dosis adecuada durante mínimo 6 meses en un primer episodio y un año si es recurrente. Se pueden dejar gradualmente bajo supervisión médica, no hay ningún problema.

A veces las enfermedades tienden a reaparecer y de ahí la necesidad de tratamiento mantenido en el tiempo, lo cual no quiere decir que el fármaco cree dependencia, sino que ante el riesgo de recurrencia se prefiere mantener tratamiento a dosis bajas durante largo plazo para evitar el sufrimiento asociado a un nuevo episodio de enfermedad. 

Otro mito es que causan somnolencia o abotargamiento; en realidad, su objetivo es que el individuo pueda estar en estado de vigilia, mejorar su ánimo y restaurar la funcionalidad del paciente. También se habla mucho de los efectos secundarios, pero los antidepresivos actuales son seguros y tienen mínimos efectos adversos. Si un fármaco no es bien tolerado, se debe cambiar por otro. 

Los antidepresivos actuales son seguros y tienen mínimos efectos adversos. Si un fármaco no es bien tolerado, se debe cambiar por otro.

Está comprobada la eficacia de los antidepresivos en la sintomatología y en la prevención de recidivas de nuevos episodios depresivos. Eso sí, lo que hay que tener es un poquito de paciencia, porque uno de los hándicaps de los antidepresivos es que tardan alrededor de dos semanas en hacer efecto.

P: Algunos pacientes sí reportan cansancio al tomar antidepresivos. ¿A qué se debe? 

R: El cansancio puede deberse a dos motivos principales. Por un lado, el tratamiento podría no estar funcionando correctamente, lo que haría necesario sustituirlo por otro que no genere ese síntoma. Por otro lado, el cansancio podría ser un efecto propio de la depresión, en cuyo caso sería recomendable reevaluar el antidepresivo o ajustar la dosis, ya que podría no estar siendo suficientemente eficaz. 

P: ¿Es posible que, sin terapia complementaria, los pacientes no adquieran herramientas para afrontar ciertas situaciones al dejar los antidepresivos? 

R: Sí. Los fármacos son fundamentales para aliviar los síntomas, pero la psicoterapia aborda factores de riesgo subyacentes, como rasgos de personalidad que predisponen a la depresión. Sin estas herramientas, el riesgo de recaída es mayor. 

Los antidepresivos no generan adicción, hay que tomar la dosis adecuada durante mínimo 6 meses en un primer episodio y un año si es recurrente. Se pueden dejar gradualmente bajo supervisión médica, no hay ningún problema.

P: ¿Qué rol tiene la Terapia Electroconvulsiva (TEC) en la depresión resistente? 

R: La TEC es una opción eficaz en depresiones graves y resistentes, especialmente en personas que ya han probado numerosos fármacos pero continúan experimentando sintomatología con un gran impacto funcional, o en personas mayores que, debido a la cantidad de medicamentos que ya están tomando, el uso de antidepresivos resulta más complejo.

Aunque ha sido estigmatizada por el cine, hoy en día es un procedimiento seguro, realizado en un entorno controlado en una unidad de cirugía ambulatoria en el mismo contexto que se realiza una colonoscopia. Su eficacia está ampliamente documentada.

P: ¿A qué cree que se debe el incremento en el uso de antidepresivos? 

R: Hay varias razones. Por un lado, la saturación en salud mental lleva a los médicos de atención primaria a prescribir antidepresivos como solución inmediata, incluso en casos donde la psicoterapia sería suficiente. Por otro, hay una tendencia a confundir el malestar cotidiano con trastornos mentales, reflejo de una sociedad con menor resiliencia emocional. Así mismo, el estrés y el ritmo acelerado de vida contribuyen a un aumento de trastornos depresivos. 

P: ¿El mal uso de antidepresivos puede generar dependencia? 

R: No crea dependencia. Probablemente la persona va a mejorar su sintomatología, pero sí es cierto que deben desarrollan habilidades emocionales para enfrentar el sufrimiento normal de la vida y no recurrir a fármacos como una solución fácil. Digamos que, si no adquieres una serie de habilidades para la vida, se va a querer paliar el malestar con psicofármacos, alcohol, tabaco, drogas o con comida. 

En términos de efectos secundarios, un antidepresivo es generalmente bastante seguro y no representa un riesgo significativo para el individuo. Sin embargo, es fundamental que la población comprenda la importancia de desarrollar herramientas emocionales para enfrentar situaciones como duelos, rupturas o tensiones. No todo malestar emocional debe interpretarse como un trastorno mental.

Es fundamental que la población comprenda la importancia de desarrollar herramientas emocionales para enfrentar situaciones como duelos, rupturas o tensiones. No todo malestar emocional debe interpretarse como un trastorno mental

P: ¿Qué impacto tiene el estigma sobre los tratamientos para la depresión? 

R: El estigma hace que muchas personas no pidan ayuda por miedo a ser vistas como débiles. La depresión no implica debilidad, sino vulnerabilidad ante una enfermedad que puede tratarse con éxito.

El estigma social y el temor a la dependencia de los fármacos suelen alejar a las personas de las consultas psiquiátricas y del tratamiento adecuado, lo que prolonga su sufrimiento. Al alargar la sintomatología depresiva, esta puede volverse más resistente, creando una interrupción biográfica en la vida del individuo que afecta sus relaciones laborales y personales. Incluso, sin tratamiento, la depresión puede cronificarse, incrementando el riesgo de suicidio que puede culminar en un fallecimiento.

Es muy grave que los tratamientos asociados a los psiquiatras tengan estigma, porque lo hacen es que las personas tengan miedo a acercarse a nosotros y acercarse a los tratamientos.  

P: ¿Piensas que hay personas que no se curan por miedo a la medicación?

R: Definitivamente, así lo creo, y es una opinión compartida por todos los psiquiatras. Es como si alguien tiene la glucemia alta y, por miedo a ser diagnosticado con diabetes, decide no ir al médico: su nivel de glucosa no mejorará por evitar el diagnóstico, la enfermedad continuará. Lo mismo ocurre con la depresión. El miedo al tratamiento no mejora la condición, sino que la intensifica, aumentando el sufrimiento, la cronicidad y el riesgo de conductas suicidas.

El miedo al tratamiento no mejora la condición, sino que la intensifica, aumentando el sufrimiento, la cronicidad y el riesgo de conductas suicidas

P: ¿Cuál es el futuro del tratamiento de las personas con depresión?

R: El futuro se dirige hacia un enfoque multidisciplinario. Por un lado, se busca combinar fármacos que actúan sobre diferentes neurotransmisores y receptores del sistema nervioso central con técnicas psicoterapéuticas. Además, se está promoviendo la importancia de adoptar medidas que mejoren la calidad de vida, como el ejercicio, una dieta saludable y la interacción interpersonal, que han demostrado ser fundamentales para la remisión de la depresión.

En definitiva, avanzamos hacia la aceptación de que la depresión es una enfermedad real, pero que se puede superar, permitiendo a la persona recuperar una calidad de vida similar a la que tenía antes de la enfermedad.

P: ¿Qué mensaje le daría a quienes tienen miedo de buscar ayuda o iniciar un tratamiento? 

R: Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía. Si tienes miedo a los antidepresivos, habla con personas que hayan mejorado gracias a ellos. La depresión es tratable y no hay necesidad de prolongar el sufrimiento. 

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