El impacto de abusar de los chicles: "Como nutricionista no los recomiendo bajo ninguna circunstancia"
¿Alguna vez te has preguntado qué estás ingiriendo cuando mascas un chicle?
Despejamos mitos y verdades sobre este producto de la mano de Luisa Solano, experta en nutrición
La verdad detrás de la composición de las chuches
¿Qué estamos ingiriendo al mascar un chicle? ¿Qué nos aporta nutricionalmente? ¿Es cierto que contiene tanto azúcar como para repercutir en nuestra salud? ¿Qué nos ocurre al tragarlo por accidente? Es probable que alguna vez te hayas hecho alguna de estas preguntas al ejecutar un acto tan rutinario como éste. Y nosotros, de la mano de Luisa Solano, profesora de Nutrición en la Universidad Europea, nos hemos dispuesto a respondértelas.
“Los chicles están compuestos principalmente por gomas, aditivos y azúcar. Es como masticar un plástico de elevada elasticidad. Desde el punto de vista nutricional no aporta nada, solo azúcares vacíos, pero en ningún caso un aporte que lo haga considerar un alimento”, aclara. Aunque se le considera un producto alimentario que está completamente incrustado en nuestro día a día, la experta asegura que en términos profesionales es un producto vacío: “Desde el punto de vista de nutricionista no lo recomiendo bajo ninguna circunstancia”.
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Sin embargo, a pesar de sus carencias nutritivas, Soriano matiza la importancia de destacar cómo este tipo de productos, en el que también incluye a las gominolas, las nubes y otros productos de similar composición, han debido pasar una serie de controles de salud y calidad, “por lo que todos los aditivos utilizados, mejores o peores, están regulados en cantidad, calidad y concentración para que pueda salir al mercado”. Su consumo es, pues, legítimo, aunque el consejo permanece: “Si al cliente le gusta el producto, elígelo sin azúcar”.
Impacto en la salud
Una de las frases más escuchadas por los niños, especialmente por los golosos, es sin duda la amenaza de “se te van a caer los dientes” en un intento exagerado por prevenir sobre las altas cantidades de azúcar que conforman estos productos. Y sí, el impacto principal de la goma de mascar reside, en efecto, en la salud bucodental, con la aparición de caries y el desgaste de los dientes. “A la hora del consumo de un chicle con azúcar, al morderlos la glucosa liberada en la cavidad oral entra en contacto con las bacterias presentes en la misma. Es ahí donde aparece el riesgo”, explica Soriano.
¿La alternativa ideal? Una manzana. Al morderla limpia los dientes, arrastrando cualquier partícula de suciedad presente en el esmalte, y al masticarla libera fructosa presente en el interior de la fibra produciendo una sensación de consumo de glucosa similar a la de un chicle azucarado.
Además de esto, el consumo excesivo de chicles podría afectar también en otros ámbitos de la salud, como el estado de la mandíbula, debido al movimiento constante y repetitivo: “Se debe intentar que el tiempo de masticado no se extienda por mucho, ya que puede generar algún daño en la articulación maxilar, cercana al oído”.
Pero también a nivel gástrico. Nuestro organismo traduce la acción de mascar en un paso previo a la llegada del bolo alimenticio al estómago, y para ello se prepara: “Lo lubrica para la bajada al intestino mediante la salivación, y las células parietales producen ácido clorhídrico para digerir el supuesto alimento”.
Esto puede generar, por ejemplo, una gastritis, ya que al no haber sustrato, estos ácidos actúan en la pared gástrica, y esta exacerbación de secreción de ácidos podría suponer el desarrollo de una condición adversa.
En cualquier caso, y aplicando el sentido común, la experta asegura que esto no sería relevante en un consumo racional, aunque lo ideal sería eliminar este producto alimentario, puesto que no está demostrado que aporte ningún beneficio, tampoco como liberador de estrés, ansiedad, etc. por lo que, no hay ninguna circunstancia bajo la que se recomiende.
¿Y si lo ingerimos por error?: “El cuerpo lo libera con la deposición”, por lo que no, lejos de los mitos que escuchamos de pequeños, nadie tiene chicles pegados en el estómago.
La emoción del sabor dulce: alternativas
Dentro de la innovación alimentaria, se han presentado distintas gominolas hechas a base de azúcar que, sin embargo, no presentan colorantes químicos añadidos, sino que han sido tintadas a base de carotenos, un colorante natural presente en frutas y hortalizas, por lo que podríamos decir que esta es una alternativa saludable, aunque solo en lo que a aditivos respecta.
¿Y si buscáramos un reemplazo total? La realidad es que no existe.
De la misma manera que no existe un reemplazo real para, por ejemplo, el tabaco, tampoco lo existe para los chicles, ya que “no es un producto que nutra, no aporta nada que el cuerpo necesite, por lo que no existe nada que pueda reemplazarlo”.
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