Estos días navideños en los que todo gira alrededor de mesas llenas de alimentos durante muchos días seguidos, junto con la invitación de familiares que no son los del día a día, puede convierte en una auténtica pesadilla para personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
"Durante estas fechas, las personas con TCA se ven obligadas a lidiar con grandes comilonas junto a familiares con los que no conviven habitualmente, quienes pueden hacer comentarios inapropiados difíciles de manejar. Esto alimenta su miedo a engordar y a perder el control", explica Bàrbara Alcaide, responsable del servicio de atención a las familias de la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB).
Las familias también enfrentan sus propios desafíos. "Suelen sentirse aturdidas y temen que las tensiones navideñas provoquen una recaída en la persona afectada, sin saber cómo actuar en ese caso", apunta Alcaide en una entrevista para la web de Informativos Telecinco. "Muchas no saben si es mejor organizar reuniones más íntimas o adaptar los menús para reducir la presión en estas fechas".
Según Alcaide, la manera de afrontar la Navidad depende de si la persona con TCA está en tratamiento, en qué etapa se encuentra y si cuenta con pautas claras de los profesionales que la atienden. "Cuando no hay indicaciones concretas, las familias suelen experimentar una mayor sensación de angustia", señala.
El paso fundamental para Alcaide es planificar. "No podemos llegar al 24 o 31 de diciembre por la noche y no haber tenido una serie de cuestiones en cuenta. La improvisación es muy mala compañera en estos casos", detalla. Recomienda acordar con la persona afectada aspectos como el lugar de la celebración, los asistentes y los platos que se servirán, para disminuir su ansiedad y temor.
"Además, solemos explicarles a las familias que estos días son muy complicados, por lo que se debe evitar situaciones altamente estresantes y centrarse en ofrecer apoyo y acompañamiento a la persona afectada, sin exigir cosas que son difíciles para ellos. El objetivo debe ser disfrutar de la compañía, no centrarse en la cantidad de comida que han ingerido", subraya.
Otro reto común son los comentarios inapropiados sobre la comida o el aspecto físico. "A menudo, los familiares no son conscientes del problema o no se les ha informado, lo que puede dar lugar a comentarios desafortunados", señala Alcaide. En un clima de confianza, recomienda hablar previamente con los asistentes para pedirles que eviten este tipo de observaciones. Sin embargo, si esto no es posible, "es importante estar preparado para desviar la situación sin generar conflictos".
Esto lleva a muchas familias a plantearse si es mejor organizar celebraciones con todo el grupo familiar o en un entorno más reducido con los que se tengan más confianza. "Para tomar esta decisión se debe valorar si todos los integrantes conocen la situación. De no ser así, si hay mucha sintomatología, es conveniente hacerlo en pequeño comité", aconseja Alcaide.
En cuanto al menú, Alcaide señala que para facilitar a la persona con TCA el momento debe evitarse grandes disposiciones de comida en la mesa, ya que puede generar ansiedad. Es mejor optar por un menú con primer plato, un segundo y postre, que previamente se haya establecido con el afectado".
Además, subraya que el problema no se va a solucionar al momento, pero sí se puede pasar un buen momento. Y se debe tener en cuenta que es probable que la persona con TCA colapse y haya un aumento de la sintomatología". Algunos signos que pueden alarmar de una recaída es comer menor cantidad, irritabilidad o que busque continuamente estar sola, por ejemplo, en su habitación.
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