Según la estadística de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las tasas de obesidad, considerada oficialmente como una enfermedad crónica, se han duplicado en todo el mundo, incluso en países donde ya se registraba una grave incidencia, como Inglaterra o Estados Unidos. La entidad señala a la Samoa Americana como el país con el porcentaje más elevado de personas obesas, si bien existen más de mil millones de personas en todo el planeta que alcanzan el índice de masa corporal superior a 30. Jesús Javier Díaz Rico, presidente de la asociación ASEPO, era una de ellas. Y, tal y como ha expresado a Informativos Telecinco web, por mucho peso que pierda, siempre "seguirá siendo obeso".
Él fue una de los primeros pacientes en todo el mundo que comenzó a definir la obesidad como una enfermedad "crónica, progresiva e irreversible". Su primer objetivo era concienciar a las entidades sanitarias de que debía ser tratada como tal. "Durante muchos años, me cansé de que los facultativos me dijeran, sin hacerme ningún tipo de prueba ni medición, que lo que yo padecía era sobrepeso. Hasta hace poco, la obesidad no se entendía como una enfermedad metabólica que, como la diabetes o la hipertensión, no se puede curar. Y por eso, pacientes como yo, desesperados, acuden a las pastillas o las dietas milagro con la intención de mejorar", ha explicado en exclusiva.
Dejando claro que el "sobrepeso es un malestar" y que la obesidad es una "patología" que se produce en el adipocito y que puede provocar muchas otras enfermedades cardíacas o cerebrovasculares, Jesús lleva años luchando por el diagnóstico. "Sólo cuando la enfermedad se diagnostica, bien midiendo el índice corporal, bien midiendo el perímetro abdominal, podrá ser abordada de formada adecuada y multidisciplinar. Porque ésta no es una patología que dependa solo de la nutrición, también necesita atención deportiva especializada y, por supuesto, atención psicológica pues, buena parte de nuestro problema, tiene ahí su raíz".
Ésa es precisamente el tratamiento múltiple que a él le sirvió para pasar de pesar 125 kilos a 65, aunque esta pérdida de grasa no se llevara del todo sus complejos de adolescencia. Tras hacer una amplia investigación sobre el origen de la obesidad y aplicar sobre sí mismo una metodología a la que llama "reconducción alimentaria", el presidente de ASEPO insiste en que de nada servirá recurrir a "santos griales" como el Ozempic, si no se realiza un verdadero cambio en la alimentación del paciente:
"Aparte de temer sus efectos secundarios, pues yo sé de una persona que después de ponerse solo una inyección, sufrió un ictus, hay que saber que este fármaco no es una barita mágica y que solo hace que la persona obesa se engañe. Puede funcionar durante un tiempo, pero nadie puede estar tomándolo toda la vida y evita que el paciente cambie su forma de relacionarse con la comida", añade Jesús Javier. Por ello, ha elaborado un manual gratuito (que pronto derivará en la publicación de un nuevo libro) con el que pretende "concienciar a los pacientes obesos" para cambiar sus hábitos de alimentación y ejercicio.
"La dieta que yo he seguido no tiene nada que ver con la drástica reducción de las calorías, porque eso lleva a la persona a un gran síndrome de abstinencia que no funciona. La restricción de las calorías puede hacer que aumente el cortisol, la hormona del estrés y, por tanto, la tentación de acudir a la nevera. Debemos centrarnos en el verdadero talón de Aquiles de la obesidad, el azúcar, e ingerir una dieta centrada en las proteínas. Éstas, combinadas con un sistema de ejercicio físico que yo he diseñado también para pacientes obesos, llamado Fullmetalbox, nos hará perder peso a largo tiempo, al poner a trabajar las grasas adiposas con nueva alimentación y el ejercicio de pesas", ha dicho, como breve resumen de la amplia información que incluye en su manual.
En él, también aporta algunos curiosos trucos para evitar el dulce, como lavarnos los dientes con pasta dentífrica, comer una 'Juanola' o beber un vaso de agua con vinagre de manzana; todos ellos repelentes de la glucosa. Para aumentar la serotonina, recomienza también "ponerse un rato al sol, en vez de salir en busca de un bocado con azúcar. Todo, con el objetivo de ayudar a otros enfermos a mejorar su calidad de vida, no sólo a nivel físico, también mental. Pues, a pesar de lo mucho que se ha avanzado en el ámbito de la diversidad en los últimos años, es muy consciente de que "las personas obesas sufren un estigma por el que han sido rechazados hasta en las entrevistas de trabajo".
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