Pocos días antes del Día Mundial de la Menopausia, que se celebra, como cada año, este 18 de octubre, el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), en asociación con Womanizer, publicó un estudio con datos reveladores sobre el sexo durante este crucial periodo en la vida de las mujeres. En la menopausia - que comienza cuando se lleva un año sin tener la menstruación -, el organismo femenino sufre la pérdida de la reserva ovárica y un "notable descenso de los estrógenos, la hormona que protege a las mujeres del cansancio y el estrés", según la definición de la psicóloga sanitaria y sexóloga Ana Lombardía.
Entre sus múltiples síntomas (sofocos, sudores nocturnos, aumento de peso, escalofríos) hay algunos que afectan directamente a la calidad de las relaciones sexuales - si bien todos lo hacen de forma indirecta - como la sequedad vaginal y la disminución de la libido. Sin embargo, la idea de la mujer madura como una 'una mujer marchita' es, a todas luces, un prejuicio que ha quedado desmontado con las conclusiones del citado estudio, publicado en la revista 'Informes y Actas'.
Éste determina que un altísimo porcentaje de mujeres con menopausia disfrutan de una vida sexual plena. En concreto, tras una encuesta realizada a más de 1.500 mujeres entre 40 y 65 años, se acredita que 46% de las encuestadas calificó su deseo sexual como “altamente satisfactorio” o “relativamente alto”, reflejo de una vida sexual activa. Sin embargo, el porcentaje restante sí ha declarado no estar satisfecha con sus relaciones sexuales en la edad madura, cuya relación con la sequedad vaginal provocada por los cambios hormonales puede solventarse de la siguiente manera:
"En la perimenopausia - el proceso de irregularidades que conduce a la menopausia - hay comenzar ya a hidratar diariamente la vulva, al igual que lo hacemos con la cara o las manos. Y, por supuesto, durante las relaciones sexuales, introducir el uso de lubricantes", ha explicado Lombardía a Informativos Telecinco web. "También es importante saber que, una vez que nuestro cuerpo ya no necesita la penetración para ser fecundado, hay que abrir el sexo a otro tipo de estimulaciones que, en el caso de la mujer, son igual de erógenas, como el clítoris. Del mismo modo, también hay tratamientos médicos para paliar los efectos de la menopausia ", ha añadido.
Esto en lo que al dolor físico que puede causar la pérdida de estrógenos se refiere. Porque hay otro tipo de dolor, el emocional, que hay que abordar desde otros puntos de vista. "Biológicamente, los estrógenos protegen a las mujeres del cansancio para que sean capaces de afrontar la crianza. Sin embargo, llega un momento en el que el cuerpo entiende que este objetivo ya se ha cumplido y que la mujer ya no necesita ser protegida porque, con los hijos criados, por fin puede dedicarse a sí misma. Culturalmente, esto es una falacia. Porque, hoy en día, las mujeres maduras siguen dedicándose más a los cuidados de los hijos, maridos o padres que de sí mismas", apunta la sexóloga.
La doble exposición al cansancio es, por tanto, otro de los grandes motivos por el que pueden perder el interés por las relaciones sexuales. Éstas deben ser muy atractivas, "como el postre después de una copiosa comida", para que las mujeres se relajen y pueden disfrutar de las mismas. "Y no hay que olvidar que, todavía hoy, hay mujeres que no se han masturbado nunca o que nunca han tenido un orgasmo con sus parejas. Por eso, al llegar la menopausia, no quieren continuar con un tipo de relaciones que nunca les fueron satisfactorias. Las mujeres deben conocerse en todos los sentidos, también con el sexo. Ya es hora de romper ese tabú".
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