El trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) suele ser origen de problemas relacionados con la baja autoestima y la inseguridad durante la adolescencia y la edad adulta, sin embargo un diagnóstico temprano tiene un impacto positivo y puede prevenir estos riesgos desde la infancia, según señala la doctora Pilar de Castro, especialista del Departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra.
Durante un encuentro CUN Healthy Forum sobre la prevención y tratamiento del TDAH en menores, la doctora de Castro ha señalado que "con el diagnóstico, lo importante es abordar el problema sin miedo, porque este trastorno puede llegar a curarse. Si no se afronta correctamente, en el futuro puede suponer que la persona renuncie a sus objetivos vitales, que tenga problemas de salud mental o que desarrolle adicciones".
"El principal síntoma del TDAH es el déficit de concentración, tanto en momentos puntuales como de forma sostenida. Además, puede provocar hiperactividad, problemas para el control de los movimientos o falta de memoria", ha recordado en el mismo encuentro el doctor Alberto Vieco, especialista del Departamento de Pediatría de la Clínica.
Los manuales para diagnosticar el TDAH establecen que el paciente debe mostrar seis meses de permanencia en los síntomas, y que estos deben ocurrir antes de los 12 años. "Cuando el niño presenta problemas en el entorno educativo, familiar o social, y no ha habido un resultado positivo con estrategias pedagógicas previas, es el momento en el que los padres deben acercarse a un especialista en Psiquiatría o Neuropediatría", ha señalado Vieco.
El TDAH es un trastorno heredado en el 75% de los casos y está causado por un desarreglo funcional de la dopamina y la noradrenalina, unos neurotransmisores situados en la parte frontal del cerebro y responsables de la atención mantenida, el control de los impulsos y de la decisión de realizar o rechazar una determinada acción.
"Después de diagnosticar al niño, es muy común detectar el trastorno en otro familiar. A través de distintas formas, el TDAH puede darse en un hijo impulsivo, una abuela hiperactiva o un hermano con adicciones", ha explicado de Castro.
En las familias donde uno de los niños tiene este trastorno, el riesgo para los demás hermanos sube del 5% de la población general hasta un 30 o 40%, y se multiplica por ocho si uno de los padres lo tiene.
Los expertos recuerdan que, según se haya tratado o no a tiempo, en un 60% de los casos la sintomatología puede persistir en la vida adulta en grado leve o moderado. "Con un tratamiento a tiempo, los pacientes llegan a la edad adulta con unas redes cerebrales maduras, por lo que se les retira la medicación y reciben el alta médica", ha concluido de Castro.
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