Una investigación publicada por un grupo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) ha demostrado que un antidepresivo llamado vortioxetina podría ser capaz de combatir eficazmente en laboratorios el glioblastoma, un tumor cerebral especialmente agresivo que es incurable.
El estudio, publicado en la revista 'Nature Medicine', explica que este descubrimiento supondría un gran avance en el mundo de la medicina debido a la dificultad de encontrar con fármacos que sean efectivos con los tumores cerebrales.
En la actualidad, los oncólogos pueden prolongar la esperanza de vida de los pacientes con glioblastoma mediante operaciones, radioterapia, quimioterapia o intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, la mitad de los pacientes mueren en los doce meses siguientes al diagnóstico.
Ahora, los investigadores, dirigidos por Berend Snijder, profesor de la La Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH), han encontrado ahora una sustancia que combate eficazmente los glioblastomas, al menos en el laboratorio. Los científicos saben que este fármaco barato, que ya ha sido aprobado por organismos como la FDA estadounidense y Swissmedic, es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica.
Sohyon Lee, investigadora postdoctoral de Snijder y autora principal del estudio, lo descubrió utilizando la farmacoscopia, una plataforma especial de detección que los investigadores han desarrollado en la ETH de Zúrich durante los últimos años. En este estudio, los investigadores de la ETH Zúrich colaboraron estrechamente con colegas de varios hospitales, en particular con el grupo de los neurólogos Michael Weller y Tobias Weiss del Hospital Universitario de Zúrich (USZ).
Gracias a la farmacoscopia, los investigadores de la ETH de Zúrich pueden analizar simultáneamente cientos de sustancias activas en células vivas de tejido canceroso humano. Su estudio se centró principalmente en sustancias neuroactivas que atraviesan la barrera hematoencefálica, como los antidepresivos, los medicamentos contra el Parkinson y los antipsicóticos. En total, el equipo de investigación probó hasta 130 agentes diferentes en tejido tumoral de 40 pacientes.
Para determinar qué sustancias tenían efecto sobre las células cancerosas, los investigadores utilizaron técnicas de imagen y análisis informático. Anteriormente, Snijder y su equipo sólo habían utilizado la plataforma de farmacoscopia para analizar el cáncer de sangre y derivar de ello opciones de tratamiento. Los glioblastomas son los primeros tumores sólidos que han investigado sistemáticamente con este método con vistas a utilizar fármacos existentes para nuevos fines.
Para el cribado, Lee analizó tejido canceroso fresco de pacientes que habían sido operados recientemente en el Hospital Universitario de Zúrich. A continuación, los investigadores de la ETH de Zúrich procesaron este tejido en el laboratorio y lo examinaron en la plataforma de farmacoscopia. Dos días después, los investigadores obtuvieron resultados que mostraban qué agentes actuaban sobre las células cancerosas y cuáles no.
Los resultados pusieron de manifiesto que algunos de los antidepresivos probados, aunque no todos, resultaron inesperadamente eficaces contra las células tumorales. Estos fármacos funcionaron especialmente bien cuando activaron rápidamente una cascada de señalización, importante para las células progenitoras neuronales, pero que también suprime la división celular. La vortioxetina resultó ser el antidepresivo más eficaz.
Los investigadores de la ETH de Zúrich también utilizaron un modelo informático para comprobar la eficacia de más de un millón de sustancias contra los glioblastomas. Descubrieron que la cascada de señalización conjunta de neuronas y células cancerosas desempeña un papel decisivo y explica por qué algunos fármacos neuroactivos funcionan y otros no. En el último paso, los investigadores del Hospital Universitario de Zúrich probaron la vortioxetina en ratones con un glioblastoma. El fármaco también mostró una buena eficacia en estos ensayos, especialmente en combinación con el tratamiento estándar actual.
El grupo de investigadores de la ETH de Zúrich y el USZ prepara ahora dos ensayos clínicos. En uno, los pacientes con glioblastoma serán tratados con vortioxetina además del tratamiento estándar (cirugía, quimioterapia, radioterapia). En el otro, los pacientes recibirán una selección personalizada del fármaco, que los investigadores determinarán para cada individuo utilizando la plataforma de farmacoscopia.
"La ventaja de la vortioxetina es que es segura y muy rentable. Como el fármaco ya ha sido aprobado, no tiene que someterse a un complejo procedimiento de autorización y pronto podría complementar la terapia estándar para este tumor cerebral mortal", ha señalado Michael Weller, catedrático del Hospital Universitario de Zúrich, director del Departamento de Neurología y coautor del estudio.
Sin embargo, advierte a los pacientes y a sus familiares del peligro de obtener vortioxetina por su cuenta y tomarla sin supervisión médica. "Aún no sabemos si el fármaco funciona en humanos y qué dosis se necesita para combatir el tumor, por eso son necesarios los ensayos clínicos. Automedicarse sería un riesgo incalculable", ha señalado.
También Snijder advierte de que no hay que precipitarse a utilizar el antidepresivo en los glioblastomas: "Hasta ahora, sólo se ha demostrado su eficacia en cultivos celulares y en ratones"
No obstante, cree que este estudio ha logrado un resultado ideal: "Partimos de este terrible tumor y encontramos fármacos existentes que luchan contra él. Mostramos cómo y por qué funcionan, y pronto podremos probarlos en pacientes". En caso de que la vortioxetina resulte eficaz, será la primera vez en las últimas décadas que se descubre un principio activo para mejorar el tratamiento del glioblastoma.
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