En España, se estima que, sólo en 2024, cerca de 22.000 personas recibirán un diagnóstico de cáncer oncohematológico, una cifra que se prevé que para el próximo año aumente en más de 3.000 casos, con 25.770 nuevos diagnósticos, entre los que se encuentran, mayoritariamente, las leucemias, linfomas o mielomas múltiples.
A pesar de su alta incidencia en la población -los tumores hematológicos son los 5º más frecuentes en nuestro país- la existencia de diferentes tipos y subtipos de estos cánceres de la sangre hacen que, muchas veces, sean difíciles de reconocer y diferenciar para la población general. Por ese motivo, dentro del marco del Mes de Concienciación sobre el Cáncer de la Sangre, Pfizer ha organizado el seminario ‘Oncohematología: adentrándonos en el conocimiento de la leucemia, el linfoma y el mieloma múltiple’.
“La oncohematología es una rama de la Oncología que puede resultar compleja de entender para la amplia mayoría de la población. Conceptos tan básicos como la diferencia entre las plaquetas y los glóbulos blancos o la función de la médula ósea, pueden arrojar luz a la hora de comprender y diferenciar entre una leucemia, un linfoma o un mieloma múltiple”, explica María Jesús Blanchard, médico adjunto del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid)
Por su parte, Raquel de Paz, médico adjunto del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario de La Paz (Madrid) incide en que “es necesario que los ciudadanos cuenten con información de rigor que les ayude a entender qué son este tipo de tumores pues, como señalan los datos, son unos de los grupos con más alta incidencia en nuestro país y a nivel mundial. Según datos del observatorio oncológico de la Organización Mundial de la Salud, se diagnostica un caso cada dos minutos en todo el mundo".
La sangre es un tipo de tejido líquido que circula por todo el organismo transportando el oxígeno y los nutrientes, y eliminando los deshechos. Está constituida por un líquido denominado plasma y distintos tipos de células que cumplen una función determinada: los glóbulos rojos son los que transportan el oxígeno y el dióxido de carbono, los glóbulos blancos o leucocitos son los responsables de actuar frente a las infecciones y otras sustancias extrañas y las plaquetas, o trombocitos, son las responsables de la coagulación de la sangre cuando hay alguna rotura de un vaso sanguíneo.
El cáncer hematológico se produce cuando alguno de estos componentes se altera, desarrollándose de manera incontrolada. Según el componente se vea alterado, se desarrollará un tipo de cáncer u otro.
La leucemia es el cáncer más frecuente en población infantil, estimándose que en 2025 se puedan diagnosticar 287 nuevos casos en menores de entre 0 y 14 años. Su desarrollo se debe al aumento descontrolado del número de glóbulos blancos en la sangre, lo que impide que se puedan formar correctamente el resto de las células sanguíneas.
No existe una causa concreta en su desarrollo, pero la exposición a altas dosis de radiación, los tratamientos previos con quimioterapia o radioterapia o los antecedentes familiares pueden ser factores de riesgo.
En cuanto a los síntomas, estos varían, pero los más comunes son el sangrado y la formación de hematomas con facilidad, la sudoración nocturna, la inflamación de los ganglios, la fatiga, la fiebre y las infecciones frecuentes, entre otros.
Sobre los distintos tipos que existen, estos se clasifican de dos formas:
El linfoma es el tumor de la sangre con un número mayor diagnósticos durante 2024, en concreto, se estiman que hay más de 12.300 nuevos casos. Se produce en el sistema linfático por la proliferación o alteración de los linfocitos, células de la sangre que juegan un papel fundamental en el funcionamiento correcto del sistema inmune.
Del mismo modo que en la leucemia, no se conocen las causas, pero se señalan como factores de riesgo: la edad (dependiendo del tipo, más frecuentes en adultos jóvenes o en mayores de 55), más incidente en el sexo masculino, con el sistema inmunitario afectado o que hayan contraído el virus de Epstein Barr o Helicobacter pylori.
En relación a sus síntomas, estos van desde la fiebre, los sudores nocturnos, la pérdida de peso repentina, la dificultad para respirar, la fatiga persistente a la hinchazón en los ganglios linfáticos del cuello, axilas o ingle.
Respecto a los tipos, se clasifican en linfoma de Hodgkin o linfoma no Hodgkin dependiendo del linfocito específico al que afecte.
El mieloma múltiple (MM) es el segundo cáncer de la sangre más frecuente y se desarrolla en la médula ósea, tejido del interior de algunos huesos donde se forma la sangre. Es ahí donde las células plasmáticas crecen de manera descontrolada, convirtiéndose en células cancerosas. Estas pueden formar múltiples tumores de células plasmáticas, motivo por el que se denomina mieloma múltiple.
No se conocen sus causas, pero la edad avanzada, el sexo masculino, la ascendencia africana y los antecedentes familiares o de otras patologías previas, son algunos factores que podrían aumentar el riesgo de padecer un mieloma múltiple. Entre los síntomas más frecuentes, se encuentran: el dolor de espalda u óseo, el cansancio persistente, la dificultad para respirar, la hinchazón en las extremidades, los cambios de sensibilidad o fuerza, entre otros.