Cada 4 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Salud Sexual, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la salud sexual como parte fundamental del bienestar general. “Lejos de ser solo la ausencia de enfermedades, la salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad. Abarca mucho más que la prevención de enfermedades y destaca la necesidad de una vida sexual plena, segura y satisfactoria para todos”, explica el cirujano urólogo especialista en próstata, Peyronie y medicina sexual, el doctor François Peinado, conciencia a la sociedad de la importancia de las revisiones periódicas de próstata.
La salud sexual no solo influye en el ámbito privado de las relaciones, sino que es un reflejo de nuestra salud general. Por ejemplo, condiciones médicas como la diabetes, hipertensión, obesidad y enfermedades cardiovasculares pueden tener un impacto negativo en la función sexual, alterando tanto el deseo como la capacidad de respuesta sexual. A su vez, una vida sexual saludable puede contribuir a mejorar nuestra autoestima, bienestar emocional y la calidad de nuestras relaciones interpersonales.
“Los problemas sexuales, como la disfunción eréctil o la disminución del deseo sexual, no solo afectan a la persona que los padece, sino también a su pareja, generando tensiones y afectando la relación. Es importante reconocer que la salud sexual no es estática y que cambia con la edad, el estado de salud y las circunstancias personales, por lo que es esencial mantener una comunicación abierta y buscar soluciones conjuntas”, señala el experto.
Según explica el doctor Peinado, la salud sexual se ve afectada por múltiples factores que van desde lo físico hasta lo emocional, pasando por aspectos sociales y culturales. Y concreta los factores que influyen:
Factores físicos: Enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y la obesidad, así como trastornos hormonales y los efectos secundarios de algunos medicamentos, pueden afectar la función sexual. Condiciones específicas, como la disfunción eréctil o la enfermedad de Peyronie, tienen un impacto directo en la capacidad de mantener relaciones sexuales satisfactorias.
Factores psicológicos: Estrés, ansiedad, depresión y experiencias traumáticas pueden interferir significativamente con la función sexual. El estado emocional juega un papel crucial en la respuesta sexual y en la satisfacción personal y de pareja.
Factores sociales y culturales: Los tabúes, la falta de educación sexual y la influencia de mitos o desinformación pueden llevar a conductas de riesgo y a problemas de autoestima y satisfacción sexual. Es esencial promover una cultura de respeto, aceptación y educación sexual integral desde edades tempranas.
Estilo de vida: El sedentarismo, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y una dieta poco saludable son factores que afectan tanto la salud general como la función sexual. La actividad física regular, una alimentación equilibrada y la reducción del estrés son pilares fundamentales para mantener una vida sexual activa y satisfactoria.
Según el experto, existen cuatro claves para mantener una buena salud sexual:
Chequeos médicos regulares: Es crucial realizar visitas periódicas al médico para evaluar la salud general y detectar posibles problemas que puedan impactar la vida sexual. Los urólogos y otros especialistas pueden ofrecer soluciones y tratamientos para mejorar la función sexual y el bienestar.
Educación sexual: Una educación sexual integral es fundamental para que las personas comprendan su cuerpo, sus derechos y cómo cuidar su salud sexual. Esto no solo implica la prevención de enfermedades de transmisión sexual, sino también la promoción de relaciones saludables basadas en el respeto y la comunicación.
Estilo de vida saludable: Adoptar hábitos saludables como hacer ejercicio regularmente, llevar una dieta balanceada, reducir el estrés y evitar el consumo de tabaco y alcohol contribuye significativamente a una buena salud sexual. Estos cambios no solo mejoran la función sexual, sino también la salud general y la calidad de vida.
Comunicación en la pareja: La comunicación abierta y honesta sobre las necesidades y preocupaciones sexuales es clave para resolver problemas y fortalecer la relación. No tener miedo de hablar sobre la sexualidad y buscar apoyo profesional cuando sea necesario puede marcar la diferencia en la satisfacción y el bienestar sexual.
Por otro lado, el doctor Peinado subraya la importancia de la prevención de patologías con relación a la salud sexual.
Avances en el tratamiento de la disfunción eréctil y la enfermedad de Peyronie: Hoy en día, existen múltiples tratamientos que pueden mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes que sufren de estas condiciones. Desde terapias farmacológicas hasta intervenciones mínimamente invasivas, la medicina avanza constantemente en la búsqueda de soluciones más efectivas y accesibles.
Prevención del cáncer y enfermedades cardiovasculares: Prevenir y tratar estas condiciones no solo es crucial para la salud en general, sino también para mantener una buena salud sexual. El cáncer de próstata, por ejemplo, puede afectar la función sexual, y la salud cardiovascular está estrechamente vinculada con la función eréctil.
La salud sexual como parte de una vida plena
“La salud sexual es un componente esencial del bienestar general y debe ser cuidada y atendida a lo largo de toda la vida. Reconocer la importancia de una vida sexual saludable, libre de miedos y tabúes, es fundamental para disfrutar de una vida plena y satisfactoria. En este Día Internacional de la Salud Sexual, te invitamos a reflexionar sobre tu salud sexual y a no dudar en buscar ayuda profesional cuando sea necesario. La salud sexual es un derecho y una parte vital de nuestro bienestar”, concluye el urólogo.
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