Con el verano ya finalizando y el nuevo curso a la vuelta de la esquina, son muchos los que se plantean propósitos para bajar de peso.
Quitarse los excesos del verano no es tarea fácil, pero se puede cumplir. Lo más recomendado para perder peso es acudir a un profesional, pero, además, hay que poner de nuestra parte y retirar de nuestra dieta aquellos errores que cometemos en la alimentación.
Existe un alimento que casi pasa desapercibido y que, sin darnos cuenta, puede provocar que no perdamos peso, aunque estemos llevando una dieta sana.
Y este alimento es el chicle.Tal y como explicó la nutricionista Sandra Moriño en una entrevista en la cadena COPE, una paciente que seguía una dieta equilibrada y hacía ejercicio regularmente, no lograba perder caso.
La nutricionista no entendía por qué, hasta que descubrió un detalle que pasaba desapercibido: la mujer consumía más de cinco chicles al día. Fue ahí cuando la experta comprendió todo.
"El problema radica en que un solo chicle puede tener entre tres y cuatro edulcorantes distintos, cada uno contribuyendo potencialmente a la inflamación del cuerpo", explica Moñino.
Este exceso de edulcorantes, combinados con otros ingredientes artificiales presentes en los chicles, puede causar una respuesta inflamatoria en el organismo. Esa inflamación crónica, a su vez, puede dificultar la pérdida de peso, a pesar de los esfuerzos realizados en la dieta y el ejercicio.
En el momento que la paciente dejó de consumir chicles, comenzó a experimentar una pérdida de peso significativa. Esto demuestra cómo incluso pequeños detalles en la dieta pueden tener un gran impacto en la salud y el bienestar general.
Cuando se consume un chicle no ocurre nada fuera de lo normal porque "nuestro cuerpo está preparado para producir efectos inflamatorios y antiinflamatorios dentro de nuestro organismo, y tiene la capacidad de curarse de ese daño que ocasiona el chicle", apunta Moñino.
Es cuando se abusa del consumo de chicles cuando se puede producir la inflamación crónica. El consumo de chicles se ha llegado a relacionar directamente "con la dificultad de la pérdida de peso, ya que si hay inflamación en el organismo, también se genera mayor resistencia a la insulina y una mayor acumulación de grasa en el organismo". También hace que se dificulte la movilización de grasa, lo que hace que podamos tener "más tendencia a acumularla y que cueste mucho más movilizarla y eliminarla", concluye.
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