Cada vez son más las mujeres que demandan un injerto capilar y es que, tal y como afirman los datos, hasta el 40% de ellas presentan alopecia a lo largo de su vida. Así lo explican desde Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar, quienes añaden que este dato representa la alta demanda de procedimientos médicos o quirúrgicos en mujeres que desean recuperar su densidad capilar.
“De hecho, también hay muchas mujeres que, sin patologías previas, se someten a un implante capilar con el objetivo de bajar la línea de implantación. La ausencia de cabello en la mujer conlleva, en la mayoría de los casos, complejos y faltas de autoestima, conduciéndola a acudir a un especialista en salud capilar. La causa más frecuente de someterse a un injerto capilar es la falta de mejoría clínica con el tratamiento, ya que este suele ser la primera opción antes de someterse a un trasplante capilar. La mujer también puede recurrir a una intervención capilar por otras causas como alopecias cicatriciales primarias o secundarias, como una frontal fibrosante, traumatismos o una por tracción debido al uso excesivo de coletas muy tirantes”, afirma el doctor Antonio Leone, de Hospital Capilar.
Y es que, para la mujer, al igual que sucede en los hombres, el cabello es un elemento estético y social muy importante. La mayoría de las mujeres que presentan un problema capilar crónico o agudo suelen demandar una valoración capilar para intentar solucionarlo, ya que la calvicie en el mundo actual puede convertirse en un estigma social.
Además, las diferencias entre un injerto capilar en mujeres y en hombres son exclusivamente estéticas, ya que el procedimiento se lleva a cabo de la misma forma, pudiendo realizarse una cirugía con técnica de extracción individual de folículos (FUE) con o sin rasurado.
“Las diferencias principales las encontramos en el diseño de la línea de implantación, ya que en el hombre la línea se suele mantener con unas entradas en función de la anatomía del músculo frontal, mientras que en las mujeres suelen ser las entradas más cerradas con una línea más redondeada; así como en el hecho de que la mujer, en la mayoría de las veces, solicita una cirugía sin rasurado, por lo que se procede a la realización de flaps (rasurado de una pequeña zona) para efectuar la extracción que pasará desapercibida con el propio largo del pelo. Por otro lado, también suele diferenciarse en la dirección del pelo, ya que en la mujer se requiere reconstruir, en muchas ocasiones, los temporales, mientras que en los varones es menos usual”, explica el doctor Leone.
En lo que a los resultados respecta, estos siempre dependerán del tipo de caso y de la gravedad del mismo. Tal y como subraya el doctor Antonio Leone, en general, suelen ser resultados óptimos y naturales y los primeros efectos son visibles a partir del cuarto o sexto mes, pero de manera definitiva, al año. “En los casos de mujeres con un cabello muy largo, hasta que el pelo injertado alcance la largura del resto del cabello podría llegar a tardar unos cuatro años, en función del largo de la melena”.
Cabe destacar, en primer lugar, que siempre es importante un primer diagnóstico para saber cuál es la causa de la pérdida de salud capilar y, en función de ella, se instaurará un tratamiento ad hoc para cada caso. En palabras del doctor, siempre, lo más importante, en aquellos casos en los que no se tenga ninguna patología previa, es mantener una dieta equilibrada, un estilo de vida saludable, practicar deporte y respetar las horas de descanso.
“En temporadas de caída estacional se puede suplementar con multivitamínicos orientados al crecimiento y a la homeóstasis del folículo. Desde un punto de vista cosmético, se pueden emplear productos adecuados sin siliconas ni parabenos específicos para cada tipo de pelo y cuero cabelludo, además de emplear protectores solares y/o térmicos en casos de uso frecuente de secador o fuentes de calor. Por otro lado, es importante evitar, en la medida de lo posible, el daño químico (tintes) y térmico (uso de secadores, planchas, etc.), así como el tabaco, ya que la nicotina produce vasoconstricción periférica, por lo que reduce el aporte de sangre y, consecuentemente, de oxígeno al cuero cabelludo; al igual que los peinados excesivamente tirantes, como las coletas, rastas o trenzas africanas”, concluye el doctor Antonio Leone, de Hospital Capilar.
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