El verano ha llegado y con él las altas temperaturas y los días de playa o de piscina. Por ello, el Colegio de Podólogos de Galicia (COPOGA) ofrece una serie de recomendaciones para mantener una correcta salud podológica en esta época estival.
Señala que es conveniente proteger los pies del sol y de las superficies calientes. En contra de lo que puede parecer, los podólogos indican que suelen producirse más quemaduras en los pies por falta de protección solar que por pisar arena o suelos recalentados, aunque en el caso de la playa es aconsejable caminar por la arena húmeda a la orilla del mar.
Para la protección de los pies, el Colegio indica que hay que usar crema de protección solar, ya que los pies no están acostumbrados a que les dé el sol al pasar el resto del año cubiertos por el calzado. Así, los podólogos gallegos aconsejan usar protección solar principalmente para proteger de los rayos ultravioletas la parte de arriba del pie, es decir la zona del empeine, y evitar quemaduras solares que puedan evolucionar en lesiones malignas como el melanocarcinoma lentiginoso acral (MLA), un melanoma o cáncer de piel poco frecuente y agresivo que es diagnosticado con retraso, en muchas ocasiones, por afectar a una zona poco examinada como son los pies.
El COPOGA explica que esta patología es una variedad de melanoma maligno cutáneo, que tan solo representa el 1 % de todos los casos de la enfermedad. A pesar de su baja incidencia –1 de cada 100 casos–, el Colegio destaca que esta enfermedad supone el 80 % de las muertes relacionadas con esta tipología de cáncer. También indica que su pronóstico suele ser peor debido a la agresividad de este tumor, la tardanza en el diagnóstico o a un primer diagnóstico erróneo, ya que suele confundirse con lesiones vasculares y úlceras, verrugas o nevus (conocidos popularmente como lunares).
También los podólogos aseguran que su diagnóstico precoz es esencial para tener un pronóstico lo más favorable posible, siendo esta una razón más para visitar al podólogo o podóloga por lo menos una vez al año, ya que las plantas de los pies son zonas que no se controlan visualmente con regularidad.
Algo que se repite verano tras verano es la necesidad de usar las chanclas o chancletas fuera de los espacios de baño. En este punto, los expertos recalcan que el uso de las chanclas es solo para la playa, piscina o duchas públicas con el fin de prevenir el contagio de infecciones como hongos o verrugas que pueden aparecer si se camina descalzo por estas zonas.
“No se aconseja usar chanclas para realizar recorridos de media o larga distancia, ya que, al no disponer de una sujeción suficiente al pie, obliga a caminar flexionando en exceso los dedos, por lo que se pueden llegar a desarrollar deformidades, como dedos en garra o en martillo, además de que el llamado ‘chancleteo’ al caminar puede ocasionar durezas en el talón”, argumentan desde el Colegio.
A colación, el COPOGA manifiesta que esta época es propensa a la aparición de helomas interdigitales (vulgarmente llamados ojos de gallo) o callosidades entre los dedos. También pueden aparecer en la planta del pie, sobre todo debido a una mala mecánica de la pisada, que no reparte el peso equitativamente entre ambos pies. Algunos factores que lo agravan son el abandono del tratamiento de plantillas, el calzado de suela fina y el aumento de la actividad, o incluso las variaciones de temperatura y la presencia de humedad, por contacto con el agua o la sudoración.
Fundamental es también para el Colegio la hidratación de los pies. Los profesionales destacan que ya durante todo el año deben hidratarse, pero si cabe todavía más en verano por el hecho de usar calzado abierto y no utilizar calcetines, lo que hace que se sequen todavía más, sobre todo en los talones llegando incluso a aparecer grietas.
El verano también puede tener su parte buena para los pies, como es el hecho de caminar por la orilla del mar. Las podólogas y podólogos consideran que este ejercicio es beneficioso siempre que la distancia se ajuste a las capacidades de la persona para soportar el esfuerzo muscular del pie, además de no existir una patología previa que lo contraindique.
En playas con mucha concha, rocas u otros elementos cortantes, los expertos recomiendan el uso de escarpines, cangrejeras o fanequeras a la población en general, y especialmente a los niños y a las personas diabéticas por la complicación que tienen en la curación de heridas o lesiones en los pies.
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