Cada vez son más frecuentes los diagnósticos positivos de cáncer entre la población menor de 50 años, según una investigación publicada en la revista de acceso abierto 'BMJ Oncology'. Si hace pocos meses, una chica de 22 años confesaba en TikTok que le acaban de diagnosticar un cáncer de mama, sin saber si quiera cómo tenía que "ponerse el pañuelo en la cabeza", ahora, otra joven ha informado sobre la misma situación en sus redes sociales. "Me llamo Miriam, tengo 33 años, soy creadora de contenido sobre tecnología y programación y, hace unos meses, mi vida cambió por completo", comenzaba a decir en el vídeo que se ha hecho viral.
"El año pasado, yo hacía deporte, comía sano y estaba en mi mejor momento. Empecé a tener dolores de espalda y ciática e iba al fisioterapeuta constantemente, pero los dolores no se quitaban. Tras un proceso de médicos bastante traumático, decidí hacerme una resonancia magnética y ahí fue cuando me dieron el diagnóstico. Tengo cáncer de mama metastásico, lo que quiere decir que está tan avanzado que ya no tiene cura", decía con una gran templanza.
"Lo que importa entonces es frenar la enfermedad, cronificarla y que yo tenga una buena calidad de vida el máximo tiempo posible. Y nada, la vida ha decidido que tengo que pasarme el juego en modo difícil", concluye Miriam con fuerza y optimismo. Sin embargo, en otro vídeo, también publicado en su muro, da más detalles de ese "proceso traumático" que tuvo que pasar hasta que los médicos se dieron cuenta de lo que le ocurría.
La joven comenzó a "toser y expulsar sangre por la nariz" y acudió al servicio de urgencias. Allí le dijeron que tenía "una neumonía leve", pero en tan solo dos días empeoró tanto que tuvo que ser ingresada en la UCI. Los antibióticos no funcionaban y nadie sabía por qué no mejoraba. Cuando volvió a respirar por sí misma, comenzó a darle una fiebre que "subía cada cinco horas". Finalmente, los sanitarios le detectaron líquido en la pleura y pudieron tratarla, tras haberle hecho todo tipo de pruebas, "incluidos PET y TAC para comprobar el estado de sus órganos".
Con tan solo 33 años, estuvo a punto de perder la vida pero, "gracias a la eficacia de los médicos y las enfermeras que la atendieron", Miriam pudo recuperarse de sus lesiones y continuar con su lucha por estabilizar el cáncer de mama metastásico.
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