Durante el embarazo, es bien sabido que las futuras madres deben restringir o evitar ciertas sustancias para proteger la salud del bebé. El alcohol, en concreto, es una de las principales restricciones debido a sus efectos perjudiciales ampliamente conocidos. Sin embargo, lo que muchas mujeres no saben o pasan por alto es que estos riesgos continúan también durante la lactancia, ya que a través de la leche materna se transmite al recién nacido parte de lo que se consume.
"Normalmente, entre el 2 y el 5 % del alcohol consumido por la madre puede llegar a la leche materna. Los peligros de beber durante la lactancia son menos conocidos que durante el embarazo, ya que muchas mujeres consideran que si beben un poco de alcohol y dejan unas horas de margen es una práctica segura, pero no es así", explica Andrea Calderón García, nutricionista especializada en nutrición materno-infantil.
"Es muy arriesgado", avisa. El alcohol puede permanecer en el sistema por varias horas, y la cantidad en la leche materna depende de la cantidad ingerida y del tiempo transcurrido. "La recomendación más segura es abstenerse completamente de consumir alcohol durante la lactancia", aconseja.
El alcohol en la leche materna puede afectar el desarrollo cognitivo del recién nacido. "Incluso pequeñas cantidades pueden interferir con el sueño, la irritabilidad y la situación emocional del bebé. Además de efectos a largo plazo", expresa Calderón, quien también forma parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA).
Algunos estudios han mostrado que la exposición al alcohol a través de la leche materna puede resultar en una reducción del peso cerebral y alteraciones en la estructura cortical, lo que afecta negativamente negativamente el coeficiente intelectual verbal, la memoria y el aprendizaje. "Estos efectos adversos subrayan la importancia de abstenerse del consumo de alcohol durante la lactancia para proteger el desarrollo óptimo del bebé", incide la nutricionista.
Además, su consumo también puede reducir la producción de leche materna o interferir en la bajada de esta, "debido a la reducción de los niveles de prolactina, una hormona clave para la producción de leche", afirma Calderón.
Además del alcohol, "se deben evitar bebidas con cafeína en exceso (máximo dos cafés al día) y bebidas energéticas o refrescos", apunta Calderón. "También, ciertos pescados altos en mercurio como el pez espada, el tiburón, cazón y atún rojo".
"El consumo de alcohol durante la lactancia pone en riesgo el desarrollo y la salud de tu bebé, así que elige siempre 0% alcohol para asegurar su bienestar", concluye.
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