Último fin de semana de junio, muchos empiezan las vacaciones. Son casi una necesidad curativa en tiempos en los que, superada la pandemia, se ha pasado de la gran renuncia al gran agotamiento. Muchos se han agarrado al trabajo como a un salvavidas y se encuentran 'quemados'.
Según una encuesta a casi 11.000 personas, el 96% de los trabajadores afirma haber tenido estrés laboral. Los trabajadores están tan agotados que aparecen los problemas de salud mental.
Nueve de cada diez trabajadores reconoce haber sentido el síndrome del trabajador quemado y seis de cada diez se sienten incapaces de desconectar del trabajo. Si este estrés se vive a diario es cuando aparecen los síntomas y nuestra salud mental empieza a estar mermada.
La intranquilidad, el nerviosismo, la incapacidad de centrarse, cambios en el humor, la irritabilidad y los problemas de sueño, pueden ser síntomas mentales que adviertan de un excesivo nivel de estrés. También se pueden dar síntomas físicos como los dolores de cabeza, dolor de espalda y el dolor abdominal.
Si no se actúa a tiempo el estrés laboral se complica y puede provocar en situaciones graves de pánico y ansiedad. Hay que destacar que si la ansiedad no se trata puede desencadenar en una depresión.
Por eso, hay que tratarse si es necesario y las empresas deben establecer buenas vías de comunicación con sus trabajadores para ser capaces de dar un clima de seguridad.
En el mundo se pierden 12.000 millones de horas de trabajo por ansiedad o depresión.
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