Los doctores advierten de uno de los síntomas comunes de un paro cardiaco que se suele ignorar

Nuestro cuerpo suele enviarnos señales de que algo no va. Sin embargo, no siempre sabemos detectar a tiempo estos signos de alerta que nos avisan de que estamos en riesgo de padecer alguna enfermedad o condición. Y es algo fundamental puesto que pueden salvarnos la vida.

Uno de los síntomas comunes de que nos encontramos en peligro de sufrir un infarto es la bendopnea, que es la dificultad para respirar que se siente al inclinarnos hacia adelante, por ejemplo, cuando nos atamos los cordones.

Una investigación presentada recientemente en la Asociación de Insuficiencia Cardíaca de la Sociedad Europea de Cardiología (HFA-ESC) reveló que los pacientes con insuficiencia cardiaca descompensada que experimentan bendopnea al ser dados de alta del hospital parecen tener un riesgo mayor de mortalidad en un plazo de dos años.

Fácil y sencilla evaluación

"La bendopnea se puede evaluar mediante un examen simple y no invasivo", explicó el doctor Taisuke Nakade, investigador principal y profesor de la Universidad Juntendo en Tokio, quien aseguró que la asociación con la mortalidad es "independiente de otros factores pronósticos conocidos".

Dicho análisis sigue la misma línea que un estudio realizado por cardiólogos de Texas, en Estados Unidos, que descubrió que casi un tercio de los pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada remitidos a su laboratorio de cateterismo tenían bendopnea.

Los investigadores, según recoge Infobae, observaron que estos pacientes estaban más enfermos, lo que sugiere que podrían necesitar un ajuste de sus medicamentos o una evaluación adicional para una terapia avanzada con la que tratar la insuficiencia cardiaca.

El equipo japonés analizó la prevalencia, las características clínicas y el valor pronóstico de la bendopnea en personas mayores hospitalizadas por insuficiencia cardiaca mediante dos estudios prospectivos completados, FRAGILE-HF y SONIC-HF.

Los pacientes más propensos a padecer bendopnea eran mujeres y aquellos con un índice de masa corporal más alto y diagnosticados con enfermedad cardiaca de clase III o IV de la 'New York Heart Association'.

También tenían más probabilidades de sufrir una fracción de eyección del ventrículo izquierdo del 50% o más y era menos probable que hubieran sido tratados con un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina o un bloqueador del receptor de angiotensina.

Durante los dos años de seguimiento, indica el citado medio, el 38,7% de los pacientes con bendopnea en la cohorte FRAGILE-HF fallecieron, en comparación con el 20,7% de los que no la padecieron. En la cohorte SONIC-HF, la mitad de quienes tenían bendopnea murieron, en comparación con el 20,6% de los que no la sufrían.

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