La Fiscalía de Madrid investiga a una clínica privada por varios casos en los que los bebés tuvieron que ser ingresados en urgencias tras cortarles el frenillo lingual. Se trata de una práctica que se realiza a los recién nacidos para favorecer la lactancia materna siempre y cuando exista un problema. Sin embrago, esta cirugía se ha se ha puesto de moda en España, bajo la promesa de solucionar problemas de succión a bebés que no tiene frenillo limitante. Poniendo en riesgo su vida.
Raisa, madre primeriza de mellizos, confiesa que estaba "cegada por dar el pecho”, pero tenía algunos problemas. Su asesora de lactancia le recomendó que acudiera a un profesional a revisar si los frenillos de sus hijos estaban bien. Era verano de 2023 cuando asistió a una clínica que había conocido por las redes sociales. “En la consulta me asustaron con el tema del desarrollo de los niños, me dijeron que no iban a comer y que tendrían problemas si no les realizábamos la intervención”, cuenta.
“Nos dijeron que ambos bebés tenían frenillo y que la cirugía se la podían hacer allí en el momento. En cuanto dimos el visto bueno cogieron a uno de ellos, y lo pusieron en una camilla”, relata la madre. Mientras la matrona preparaba el material, llamó a la recepcionista para que sujetara la cabeza a uno de los hijos, mientras ella le realizaba la incisión.
Acto seguido, el bebé comenzó a sangrar. En todo momento, la profesional indicaba a los padres que eso era “normal” y que se pusiera al niño en el pecho. Pero la sangre no cesaba. "Mi hijo estuvo sangrando más de 30 minutos”, confiesa. El bebé fue trasladado al hospital y "a partir de ese momento, entró riesgo su vida". "Tuvieron que reanimarlo y realizarle transfusiones de sangre”, hasta que consiguieron estabilizarlo.
Con el tiempo les dijeron que ninguno tenía frenillo limitante. “Es parte del negocio de la venta indiscriminada de cortes de frenillo”, afirma Raisa. Las consultas han aumentado un 65% en la sanidad pública y más aún en la privada, pero esto sólo es necesario “cuando hay una anquiloglosia, es decir, que la presencia de un frenillo lingual que evita que la lengua se pueda mover de forma correcta”, explica Silvia Maya-Enero, jefa de neonatología de Hospital del Mar.
Esta intervención que cuesta entre 200 y 1.000€ a las familias “se está convirtiendo en una moda peligrosa porque cada vez tenemos más consultas por frenillos”, alerta Alberto Pérez, vicepresidente de la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica. Casi un 4% de los bebés tienen frenillo limitante y solo a ellos se les recomienda esta intervención.
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