La historia de la sevillana Carmen Larios es algo fuera de la común ya que no recuerda haber disfrutado de cosas cotidianas como bañarse en la playa o practicar la educación física en el colegio. Ella padece una urticaria colinérgica producida entre otras cosas, por su propio sudor.
Su enfermedad es un tipo de erupción cutánea relacionada con situaciones que inducen una elevación de la temperatura corporal, lo que ha condicionado su día a día hasta el punto de no poder hacer la vida habitual para una joven de 22 años. "Es algo que sufro desde pequeña y que no es reversible. Dentro de la urticaria existen varios tipos, pero, a mí, en concreto, me afecta con el agua del mar, el sudor e incluso, muchas veces, con el agua de la piscina", relata a EFE Carmen.
Cuando era pequeña, esta enfermedad solo le producía algunas ronchas por el cuerpo que le picaban, según ha ido creciendo se han ido convirtiendo en unas ronchas que llegan a aparecer incluso dentro de la garganta, algo poco común en este tipo de afecciones, lo que le impide respirar con facilidad. Desde hace un par de años, también le está pasando que se le hinchan las orejas produciéndole un fuerte picor e incluso inflamación de tímpano lo que también, dificulta su capacidad auditiva.
Según explica a EFE el jefe de sección de Dermatología del Hospital Universitario Virgen del Rocío, Juan José Pereyra, el sarpullido puede aparecer en el tronco y abdomen sobre un fondo rojizo acompañado de un intenso picor. Esto se produce cuando hay una liberación exagerada de histamina ante estímulos que, normalmente, no deberían inducir esa liberación, lo que provoca una disfunción del sistema inmune.
Ante un brote y en el caso de no tener rápido acceso a un médico, se recomiendan duchas con agua fría y crema hidratante que bajen la temperatura corporal, siempre mostrando especial atención al secado del cuerpo, que debe realizarse sin frotar fuertemente la piel, sino presionándola suavemente para así evitar incrementar el estímulo a la piel que intensificaría el picor.
Tras probar sin éxito innumerables medicaciones, la joven comenzó a tomar en 2022 un medicamento experimental que en un principio parecía ser la solución a su enfermedad, pero que, al poco tiempo, le hizo sufrir un fuerte dolor en la parte baja de la espalda, donde empezó a notar unos bultos. Entonces fue diagnosticada de paniculitis, una inflamación de la capa de grasa situada debajo de la piel, producida por un efecto secundario de este tratamiento. Lo dejó tras cerca de dos meses con fiebre y sin apenas poder moverse por el dolor.
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