Según publica el Daily Mail, varios estados de EEUU, como Nueva York, California, Virginia Occidental y Massachusetts, están haciendo presión para que los productos menstruales se vean obligados a indicar los posibles riesgos para la salud de los consumidores, similar a las etiquetas de los paquetes de tabaco. Su argumento se apoya en una serie de estudios que sostienen que "los tampones, las toallas sanitarias y la ropa interior menstrual contienen sustancias químicas tóxicas relacionadas con problemas de fertilidad, alteraciones de la tiroides, cánceres y una serie de patologías graves".
A diferencia de otros productos de consumo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) no exige a los fabricantes de productos menstruales que enumeren los ingredientes utilizados en su fabricación porque están clasificados como "dispositivos médicos", similares a los condones y el hilo dental. Por ello, dichos estados quieren poner el foco informativo en los PFA, un grupo de agentes químicos que incluye PFOA, PFOS, GenX y que se utilizan para la fabricación industrial de muchos tipos de productos, como el polémico Teflón, los tampones o las "braguitas para la regla".
En Informativos Telecinco, hemos contactado con un miembro de la Agencia del Medicamento para saber si esta alarma es real y está justificada: "No he encontrado ninguna alerta de la AEMPS sobre este asunto. Pero sí es verdad que las sustancias perfluoroalquiladas o PFAS son viejos conocidos. Están por todos lados porque sirven para fabricar muchas cosas, y desde hace años, se está tomando conciencia del problema ecológico que suponen porque son muy estables", ha dicho, sobre la resistencia de estos agentes 'indestructibles', tanto en el medio ambiente como dentro del cuerpo humano.
"En cuanto a los problemas de salud - ha continuado - en principio podrían tener más importancia en la ropa interior o productos de higiene como los tampones, que están en contacto con zonas de piel y mucosas donde puede haber más absorción. Entiendo que el problema se reduciría a las empresas que fabrican estos productos con materiales de mala calidad y con alto nivel de PFAS. Es posible que si USA se pone serio con este asunto, arrastre al resto del mundo y al final los fabricantes de estos productos tendrán que controlar mucho mejor los niveles de estas sustancias", ha sido su conclusión.
De hecho, no es la primera vez que el continente americano inicia una batalla contra este tipo de químicos. Ciertas PFAS ya no se fabrican en los Estados Unidos debido a planes de eliminación gradual como el Programa de PFOA (Programa de gestión del ácido perfluorooctanoico) en donde ocho importantes fabricantes químicos acordaron eliminar gradualmente el uso de sustancias relacionadas con PFOA en sus productos. Ahora, la guerra abierta se extiende a otras PFA que, si bien están presentes en objetos tan cotidianos como cajas de pizza, baterías de cocina, repelentes de manchas o las alfombras de forma generalizada, la denuncia se cierne sobre aquellos productos íntimos en los que se establecen contactos físicos de mayor peligrosidad.