La acromegalia es una enfermedad rara que provoca un agrandamiento anormal de las extremidades y que afecta a más de 1.500 personas en España. Suele presentarse en la vida adulta y se debe a un exceso de producción de la hormona del crecimiento. Sus síntomas pueden ser muy confusos: desde fuertes dolores de cabeza y de articulaciones hasta un crecimiento de huesos y órganos.
En un encuentro el sábado en Madrid, expertos y pacientes han insistido en la importancia de dar a conocer esta enfermedad para poder diagnosticarla a tiempo. “Si se diagnosticaron todos los casos que hay dejaría de ser tan rara”, insiste una mujer con acromegalia.
La acromegalia es “un trastorno hormonal que se padece cuando la glándula pituitaria produce gran cantidad de hormona de crecimiento durante la edad adulta”, según mayoclinic.org.
Esto puede deberse a un tumor (adenoma) no canceroso (benigno) en la glándula pituitaria o a tumores en otras partes del cuerpo, como en los pulmones o el páncreas.
Este aumento de la hormona de crecimiento se traduce gradualmente en una mayor estatura en los niños, pero en el caso de los adultos, aumentan las manos, los pies y la cara.
No es una enfermedad común y los cambios se producen gradualmente, por lo que, incluso, para los médicos no es fácil detectarla, pero hacerlo a tiempo puede prevenir el riesgo de otras complicaciones derivadas de esta enfermedad.
Por ello, dar a conocer la enfermedad y los síntomas es tan importante. Entre estos, es habitual notar que los anillos o el calzado quedan pequeños, como comenta el paciente José Carlos Sala. “Veo que las manos un poco más hinchadas, no podía quitarme los anillos; los pies, la talla de zapatos, pasé de un 42 a un 43, luego a un 45…”, explica en declaraciones a ‘Informativos Telecinco’
Además de las manos y los pies grandes, el paciente puede notar que los rasgos faciales son más grandes de lo habitual. De hecho, por este motivo, un médico supo que Jésica Medina tenía acromegalia.
“Un médico por pura casualidad, entré en la consulta por otra cosa y cuando me vio los rasgos me dijo que creía que tenía acromegalia, yo no sabía lo que era”, señala.
Otros signos no tan evidentes a la vista, y que recoge mayoclinic.org, pueden ser: piel áspera, grasosa y más gruesa, sudoración excesiva y con olor, pequeñas verrugas en la piel (fibromas blandos), fatiga y debilidad articular o muscular, dolor en las articulaciones y movilidad reducida, voz más grave y áspera debido al aumento de tamaño de las cuerdas vocales y los senos nasales, ronquidos fuertes debido a la obstrucción de las vías respiratorias superiores, problemas de visión, dolores de cabeza, que pueden ser persistentes o fuertes, irregularidades en el ciclo menstrual de las mujeres, disfunción eréctil en los hombres y pérdida del deseo sexual.
De tener alguno de estos síntomas, es recomendable acudir al médico para el diagnóstico. Si no se trata, la acromegalia puede derivar en: hipertensión, colesterol alto, problemas en el corazón, sobre todo agrandamiento (miocardiopatía), artrosis, diabetes tipo 2, agrandamiento de la glándula tiroides (bocio), tumores precancerosos (pólipos) en la pared del colon, apnea del sueño, una afección en la que la respiración se detiene y se reanuda repetidas veces durante el sueño, síndrome del túnel carpiano, aumento del riesgo de tumores cancerosos, fracturas o compresión de la médula espinal y cambios o pérdida de la visión.
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