Los farmacéuticos de Atención Primaria han advertido este martes que, aunque no ocurre con todos, la mezcla de alcohol y algunos medicamentos puede tener riesgos importantes para la salud, como el caso del ibuprofeno o paracetamol, que incrementa los daños gástricos y hepáticos.
La Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap) ha elaborado una infografía para la población general ante la preocupación que le suscita que en una sociedad en la que el alcohol está plenamente normalizado, no se le da la importancia debida a su interacción con algunos fármacos, algunos de ellos de uso muy común.
De hecho, según los datos de la Encuesta EDADES 2023, un 9 % de la población de 15 a 64 años reconoció haber bebido diariamente durante los 30 días anteriores a la realización de la encuesta, mientras que un 6,4 % de los ciudadanos admitió haberse emborrachado durante el último mes.
Los efectos adversos de los medicamentos dependen en gran medida del fármaco que se esté tomando, pero en general los más comunes que provoca combinarlos con alcohol son náuseas, vómitos, dolor de cabeza, mareos, y somnolencia; y en casos más graves hemorragias, alteraciones cardíacas o dificultad respiratoria.
Por ejemplo, con los antidiabéticos, el alcohol puede disminuir el azúcar en sangre, lo que puede provocar mareos o pérdidas de conocimiento; con los medicamentos para la ansiedad o el insomnio, puede disminuir la actividad en el cerebro, dando lugar a un aumento de la somnolencia o pérdida de equilibrio.
Con los medicamentos para la tensión, la mezcla con el alcohol da lugar a una reducción de la presión arterial, con lo que tomarlos juntos aumenta el riesgo de desmayos o caídas, y con los indicados para evitar trombos, disminuye la coagulación de la sangre, lo que da lugar a un mayor riesgo de sangrados graves.
Otras interacciones de las que alertan los farmacéuticos son las que se dan entre el alcohol y algunos antibióticos como el metrodinazol, que puede llegar a ser grave.
Aunque "especialmente preocupante" es el caso de los analgésicos y antiinflamatorios como ibuprofeno o paracetamol, debido a que tienen mayor disponibilidad entre la población; si se toman con alcohol -y siempre y cuando se tomen de forma crónica- aumenta el riesgo de gastritis o úlcera gástrica.
Combinarlos de forma puntual tampoco es aconsejable, aunque disminuya el riesgo, porque tanto el alcohol como el paracetamol se degradan en el hígado, por lo que tomarlos juntos podría sobrecargar el órgano aumentado el riesgo de toxicidad hepática.
Todos los riesgos que son aún mayores a partir de los 65 años porque el envejecimiento hace que el metabolismo se vea enlentecido, lo que se suma a que en muchas ocasiones este grupo de población "toma medicamentos más proclives a interactuar con el alcohol, por lo que deberían extremar las precauciones", aconseja Manuel González de la Peña, miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de la Sefap.
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