El trasplante parcial de corazón con tejido vivo, el primero del mundo, que salvó al pequeño Owen
Un trasplante parcial de corazón con tejido vivo, el primero del mundo, salvó a Owen Monroe, un bebé que nació con una grave cardiopatía
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Owen Monroe nació con una afección cardíaca mortal en el Hospital Universitario Duke de Durham, Carolina del Norte, en EEUU. La grave cardiopatía llevaría al el pequeño a la muerte. Un trasplante parcial de corazón con tejido vivo, el primero del mundo, salvó al recién nacido, que dos años después crece con normalidad demostrando el éxito de la intervención pionera.
El bebé empeoraba a diario, sufría una insuficiencia respiratoria y ponerlo en una lista de espera de un órgano no era viable, porque su muerte era inminente. Las dos arterias que llevaban la sangre al corazón de Owen se habían fusionado, según publicó The Independent y el Duke de Durham, donde se realizó la técnica pionera. Una de las válvulas de su corazón también tenía una fuga.
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Para estas malformaciones, la cirugía cardiaca tradicional realiza el implante de válvulas artificiales o de válvulas de donantes fallecidos con el inconveniente de que estos tejidos no se desarrollan a medida que el paciente crece por lo que periódicamente tiene que ser sometido a diferentes operaciones para adaptarlos a las exigencias. Esta vez los médicos decidieron experimentar con una técnica pionera y le implantaron tejidos vivos de un donante al bebé.
Con el objetivo de que los injertos crecieran a la vez que Owen y después de dos años, los investigadores han confirmado que su corazón late con normalidad.
Los padres de Owen aceptaron la propuesta del doctor Joseph Turek, Jefe de Cirugía cardíaca del prestigioso hospital, para realizar un trasplante parcial de corazón con tejido vivo a su bebé. Era la única posibilidad de supervivencia para el niño. Este médico les explicó que, si el tejido trasplantado no estaba vivo, no crecería con Owen, pero que el tejido vivo podría prolongar su vida al crecer con él. "Ya una operación de corazón para un niño es mucho, imaginad varias operaciones".
Durante la intervención, que duró 9 horas, se utilizó tejido del corazón de un donante; no pudo utilizarse para un trasplante completo porque, aunque las válvulas estaban en buen estado, los músculos no.
Owen pudo abandonar el hospital unas semanas después de la intervención el pequeño es un niño que hace una vida normal, que sus salvadores, cirujanos del hospital universitario estadounidense, creen que durará el resto de su vida.
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