Las festividades navideñas, aunque son una época de alegría y celebración, también pueden conllevar riesgos para la salud. Las causas pueden ser de lo más variado, empezando por un simple aumento en el consumo de alimentos y bebidas hasta el abandono de hábitos saludables. En resumidas cuentas, se trata de una temporada que puede afectar significativamente el bienestar físico y mental de las personas de cualquier edad.
Durante la Navidad, las comidas y cenas suelen ser altamente calóricas y ricas en azúcares y grasas, lo que puede provocar indigestión, caracterizada por síntomas como ardor, acidez estomacal, náuseas e inflamación. También puede aparecer el extremo contrario en forma de estreñimiento, por la menor ingesta de alimentos con fibra y un consumo de agua inferior al habitual.
Para prevenir este tipo de males, es importante masticar tranquilamente y dejar descansar el estómago si hay síntomas, bebiendo agua y evitando comidas pesadas. Remedios naturales como infusiones de menta o mezclas de jugo de limón con miel también pueden aliviar la sensación de llenura.
Las gripes y los resfriados son comunes en Navidad debido al contacto cercano con personas infectadas y las condiciones propicias para la supervivencia de este tipo de virus. Para prevenir estas enfermedades, es importante mantener una buena higiene, especialmente al compartir alimentos y bebidas, además de abrigarnos bien para que nuestras defensas no se resientan..
Los menús navideños, a menudo ricos en grasas y azúcares, pueden aumentar los niveles de colesterol, azúcar en sangre y ácido úrico, así como la tensión arterial y la retención de líquidos. Esto conlleva un mayor riesgo cardiovascular y de obesidad. Se recomienda optar por alimentos más saludables, como frutas y verduras, y reducir la ingesta de grasas saturadas y azúcares.
Por una parte el frío y la humedad del invierno hacen que los sabañones aparezcan de una forma más habitual que en otras épocas del año. Por tra parte, el frío extremo del invierno puede hacer que los problemas cutáneos, como los eccemas, aparezcan más frecuentemente.
En Navidad, la tendencia a ceder a todo tipo de antojos y comidas poco habituales puede acabar desembocando en un aumento de peso. Es crucial intentar mantener una alimentación equilibrada y seguir una rutina de ejercicio para evitar comer por ansiedad o estrés. Se recomienda también reducir en la medida de lo posible el consumo de sal y aumentar la ingesta de diuréticos naturales como la piña, el apio y la cebolla, así como mantenerse siempre bien hidratado.
La resaca, causada por el consumo excesivo de alcohol, trae consigo náuseas, dolor de cabeza y deshidratación. Para mitigar sus efectos, es recomendable alternar el consumo de alcohol con agua y optar por un desayuno liviano al día siguiente, preferiblemente con frutas y zumos naturales para reponer las vitaminas perdidas.
Las Navidades pueden ser difíciles para muchas personas, especialmente aquellas que sufren de trastornos mentales o enfrentan situaciones difíciles, como duelos o problemas familiares. Es crucial prestar atención a la salud mental durante esta época. Buscar apoyo profesional, dedicar tiempo a actividades relajantes, y mantenerse conectado con seres queridos son formas efectivas de gestionar el estrés y la ansiedad que pueden surgir.
La decoración, compra de regalos y preparativos pueden causar estrés y ansiedad. Para aliviarlo, se sugiere dedicar tiempo a respirar de manera lenta y profunda, descansar la mente y el cuerpo con música suave, yoga, pilates o taichí, y realizar ejercicios cortos durante el día.
Las largas caminatas en compras navideñas o conducir durante largos periodos pueden generar dolores físicos y musculares. Para prevenirlos, se recomienda no permanecer de pie por periodos largos, utilizar zapatos cómodos, y si se conduce largas distancias, tomar pausas cada hora.
La prevención y gestión de estos problemas de salud durante la Navidad es crucial para disfrutar plenamente de las festividades sin comprometer el bienestar personal.
Dieta variada y equilibrada
Para fortalecer el organismo y evitar dolencias, se debe seguir una dieta variada que incluya frutas y verduras, proteínas y carbohidratos de calidad. La preparación saludable de alimentos y la moderación en las raciones también son esenciales para mantener un equilibrio adecuado durante las festividades.
Prevención de accidentes
El aumento en el consumo de alcohol y las actividades festivas también pueden llevar a un incremento en los accidentes. Es importante ser consciente de los riesgos y tomar medidas de precaución, como designar conductores sobrios y prestar atención a la seguridad en el hogar, especialmente si hay niños presentes.
Auto-cuidado y moderación
Finalmente, la clave para disfrutar de una Navidad saludable reside en la moderación y el auto-cuidado. Esto incluye ser consciente de nuestras elecciones alimenticias, mantenernos activos físicamente, y cuidar de nuestra salud mental. Recordar que el espíritu navideño no debe ir en detrimento de nuestra salud es esencial para tener unas fiestas felices y saludables.
Con estos consejos en mente, podemos abordar la temporada navideña de manera equilibrada y disfrutar de todas las alegrías que trae, sin comprometer nuestro bienestar.