El Síndrome de Südeck, una afección que puede volverse muy grave si no se trata a tiempo

Cada primer lunes de noviembre se celebra el Día Internacional del Síndrome de Südeck, también conocido como Síndrome regional compartimental complejo o distrofia simpático-refleja, con el objetivo de despertar conciencia entre la población sobre esta afección muy poco frecuente pero con consecuencias muy graves si no se trata a tiempo.

Se trata de un tipo de reacción neurovegetativa que produce el organismo a causa de una lesión, sobre todo ósea, la cual suele aparecer en los miembros superior e inferior. Lejos de dejar que se cure la zona, lo que hace el organismo es destruir tejido. Las señales de alerta de este síndrome suelen ser un dolor intenso, enrojecimiento, inflamación, mucho calor en la piel y "brillo" o sudoración en la zona afectada. Si se deja mucho tiempo sin tratar puede aparecer hasta vello en la piel.

Causas del síndrome de Südeck

Se desconoce la causa exacta de este síndrome. Algunos mecanismos que se han propuesto son la inflamación clásica, la inflamación neurogénica y los cambios en la adaptación del sistema nervioso central al dolor.

En ciertos casos, el sistema nervioso simpático desempeña un papel importante en el mantenimiento del dolor. Teorías recientes sugieren que los receptores del dolor en la parte afectada del cuerpo se han vuelto sensibles a un grupo de mensajeros del sistema nervioso llamados catecolaminas. La norepinefrina (una catecolamina segregada por los nervios simpáticos) adquiere la capacidad de activar las vías del dolor tras una lesión tisular o nerviosa.

Síntomas del síndrome de Südeck

Los síntomas relevantes de esta patología aparecen en las extremidades a partir de la primera etapa, que se cree que dura de 1 a 3 meses y se caracteriza por un intenso dolor quemante acompañado de espasmos musculares, rigidez articular, vellosidad excesiva y decoloración y sudoración de la piel.

La segunda etapa dura de 3 a 6 meses y se caracterizaría por un aumento del dolor, hinchazón, reducción del crecimiento del pelo, uñas partidas, agrietadas, estriadas o manchadas, huesos debilitados, articulaciones rígidas y escaso tono muscular.

En la tercera fase, el síndrome progresa hasta el punto en que los cambios cutáneos y óseos no pueden revertirse. El dolor puede volverse crónico y puede afectar a toda la extremidad (síndrome del hombro y el brazo). Hay una marcada debilidad muscular (atrofia), movilidad muy limitada y contracciones involuntarias de músculos y tendones que flexionan las articulaciones.

Diagnóstico del síndrome de Südeck

El síndrome de Südeck es una patología difícil de diagnosticar en las primeras fases, cuando puede confundirse con el mecanismo que lo causó, que podría ser un traumatismo leve como un esguince, una operación menor o cualquier procedimiento que requiera una inmovilización más o menos prolongada.

Aunque es difícil de diagnosticar, evoluciona con el tiempo y va mucho más allá de lo que normalmente provocaría la patología original.

En la actualidad, estos casos se diagnostican antes, por lo que rara vez se convierte en una afección grave.

El diagnóstico se basa principalmente en los hallazgos clínicos. Los pacientes con síndrome de Südeck suelen presentar sensibilidad y dolor en la extremidad afectada, así como algunos signos de inestabilidad motora, piel eritematosa, hinchazón de la extremidad y cambios tróficos de la piel. La termografía infrarroja o la gammagrafía ósea pueden confirmar el diagnóstico inicial.

¿Cuál es su pronóstico?

Es bastante variable. En algunas personas, los síntomas se resuelven espontáneamente, mientras que en otras, el dolor crónico y los cambios irreversibles e incapacitantes pueden persistir a pesar del tratamiento adecuado. Algunos médicos creen que el tratamiento precoz ayuda a limitar la afección, pero esta creencia aún no está respaldada por pruebas procedentes de ensayos clínicos.

Sólo el 30% de los pacientes se considera totalmente recuperado a los 6 años de la aparición de los síntomas y sólo el 40% vuelve a su trabajo anterior. Es poco probable que el síndrome de dolor regional complejo que no mejora inicialmente lo haga más adelante.

¿Cuál es su tratamiento?

El tratamiento es multidisciplinario y emplea farmacológicos similares a los indicados para el dolor neuropático (antidepresivos y/o antiepilépticos en estadios iniciales, opioides si hay mucho dolor); antagonistas del calcio, bifosfonatos o quelantes de radicales libres.

También juega un papel fundamental la rehabilitación: estas técnicas varían en función de los síntomas, de manera que en las primeras fases el tratamiento es orientado hacia el control del dolor y el edema mediante electroestimulación, ultrasonidos, mesoterapia y crioterapia. La disfunción articular en estas fases precoces se beneficia de ejercitación muscular y cinesiterapia, según detalla el portal Redacción Médica.