Son 120.000 personas cada año las que sufren un ictus, un accidente cerebrovascular que deja a muchos de ellos con graves secuelas físicas o incluso provoca su muerte. Y es la primera causa de fallecimiento entre las mujeres. Hay varias razones que lo explican, al menos en parte.
Las mujeres viven más años y los ictus afectan más a los mayores, además hay un factor hormonal. Con la menopausia, las mujeres son más vulnerables. Pero a esto se suman otros factores que apuntan directamente a los jóvenes: malos hábitos, tabaquismo, estrés o sedentarismo. Aproximadamente, un 10% de los ictus los sufren ya personas con menos de 60 años.
Sonia González es mujer y joven. Sufrió un ictus con 39 años, el cual la dejó 33 días en coma. Han pasado cinco años de lucha diaria, rehabilitación, ejercicios y fisioterapia. Aún son visibles los efectos: parálisis de su brazo derecho y afasia, dificultades de lenguaje.
Sin embargo, sus ganas de superarse son brutales y acaba de ser madre. Tiene una niña de sólo dos meses, Martina. La encontramos en la clínica TEN, a la que acude para rehabilitarse en Madrid, tratando de agarrar y manipular un biberón. "Quiero ser una mamá 10", nos dice emocionada. Ya lo es.
Todavía no quiere quedarse sola en casa con la bebé por si tiene algún problema y tampoco logra colocarla en la silla del coche o cambiarle el pañal, pero cada día lo intenta. Incluso tienen un grupo de madres con ictus en el que comparten problemas y sentimientos.
Antes, Sonia era gerente de una empresa farmacéutica y cada semana pasaba fuera de casa tres o cuatro días, comía mal, vivía estresada y fumaba. Eso se unió a una malformación congénita cerebral no diagnosticada.
Ahora tiene la invalidez absoluta, no puede trabajar. "La vida me paró. Al principio, durante un año, viví un duelo porque yo quería ser la antigua Sonia y eso no podía ser. Cuando lo comprendí, me reinventé y ahora soy más feliz que antes. La vida no termina después de un ictus...empieza".
Ayuda a otros pacientes a través de la Fundación Freno al Ictus. Lo más importante es advertir a la población, nos dice, de los síntomas: problemas de lenguaje, parálisis facial o dificultad de movilidad en brazos y/o en piernas.
Ante cualquiera de ellos, hay que llamar al 112 inmediatamente y "no acudir al hospital" porque ellos saben en qué centros está activado ese día el Código Ictus y lo importante es no perder tiempo. Cada minuto mueren dos millones de neuronas.