La higiene dental es una de las piedras angulares de nuestro bienestar. Solo hay que pensar en el dolor e incomodidad del dolor de dientes para llegar rápidamente a tal conclusión. Para tener una buena salud bucodental debemos cuidarnos los dientes, cepillarnos frecuentemente la dentadura, acudir al dentista cada cierto tiempo, realizarnos limpiezas periódicas… Todo eso lo sabemos, porque nos lo han inculcado desde nuestra más tierna infancia. Sin embargo, con el paso del tiempo la medicina avanza y se descubren nuevas formas de cuidarnos, con lo que conviene refrescar nuestros conocimientos y costumbres de cuando en cuando.
Hay estudios que afirman que es suficiente con cepillarse los dientes una única vez al día para mantener la salud oral y prevenir la caries y las enfermedades periodontales. Sin embargo la mayoría de dentistas recomiendan cepillarse los dientes dos veces al día, ya que la mayoría de pacientes no elimina suficiente placa con un único cepillado diario. Se recomienda que se use pasta dental con flúor y el cepillado dure al menos dos minutos en cada ocasión. Y sí sabemos que muchos recordaréis que hace años se recomendaban tres cepillados diarios. Los tiempos cambian.
Estando así las cosas, cabe plantearse cuándo realizar estos cepillados, y aunque hay expertos que recomiendan hacerlo después de las comidas, lo cierto es que hay un cepillado dental más importante que el resto: el que se realiza antes de irnos a dormir. Si tienes mala memoria ponte un recordatorio en el móvil. Esta es la cita diaria con tu higiene dental que no deberías dejar pasar.
El motivo es simple, y es que durante la noche se ‘desactivan’ los mecanismos activos que tenemos en nuestro cuerpo que nos ayudan a luchar contra la proliferación de las bacterias y la placa. Nos referimos, por un lado, a que mientras dormimos producimos menor cantidad de saliva, que tiene propiedades antibacterianas y ayuda a disolver los ácidos producidos por las bacterias. Por otra parte nuestra lengua tiende a quedarse inmóvil mucho más tiempo, siendo este el órgano que, con sus movimientos, reduce la placa y el sarro, además de ayudar a limpiar nuestras piezas dentales.
De esta forma mientras dormimos las bacterias tienen vía libre para campar a sus anchas por nuestra boca, produciendo ácidos que desmineralizarán nuestros dientes y provocando las temidas caries con mayor eficiencia. La placa, por su parte, también se desmelena y hará que aparezca sarro en nuestros dientes, contribuyendo a que la salud de nuestras encías se resienta. La solución, como os decíamos, es cepillarse los dientes antes de ir a dormir, con un máximo de 30 minutos de diferencia entre este acto y que nos metamos en la cama.
Cepillarse los dientes tiene su intríngulis, y no debería limitarse únicamente a mover el cepillo de forma aleatoria sobre nuestras piezas dentales. Hay unas pautas que podemos seguir para asegurarnos que tenemos una técnica adecuada de cepillado.
Todo esto en dos minutos. Una inversión de nuestro tiempo que a buen seguro merecerá la pena con el paso de los años.