Triste noticia para el mundo de la comunicación. El presentador Pepe Domingo Castaño ha fallecido en la madrugada de este domingo a los 80 años, en el Hospital de la Zarzuela de Madrid y rodeado por todos los suyos. Según se ha podido conocer, el conocido comunicador deportivo ha muerto a consecuencia de una sepsis.
En concreto, Domingo sufría una infección de garganta que no terminaba de curarse. Por eso, tuvo que requerir de hospitalización médica en el centro madrileño. A los pocos días, el presentador sufrió una otra infección intestinal que derivó en una septicemia que, finalmente, le provocó un fallo multiorgánico.
La sepsis o septicemia por la que ha fallecido Pepe Domingo es la forma de presentación clínica más grave de las enfermedades infecciosas y una de las principales patologías atendidas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y causa en torno a nueve millones de muertes al año en todo el mundo, por lo que su detección precoz es clave.
En los últimos años, la comunidad científica internacional ha puesto en marcha medidas de gran relevancia en la lucha por combatir la alta mortalidad asociada a esta patología. Los intensivistas lideran el manejo multidisciplinar de esta enfermedad y han potenciado medidas encaminadas a su detección en fases precoces, conocedores de que influye de forma significativa en el pronóstico.
La sepsis consiste en la aparición de una respuesta inflamatoria exagerada y generalizada frente a una infección de cualquier tipo --bacteriana, vírica o fúngica--. Asimismo, aunque muchos pacientes con sepsis llegan a recuperarse totalmente, otros tantos pueden desarrollar secuelas permanentes, de ahí la importancia de su detección precoz y de su tratamiento adecuado que se ha demostrado está asociada a un mejor pronóstico de la enfermedad.
Las infecciones que originan sepsis con más frecuencia son aquellas que afectan al sistema urinario y respiratorio --como la neumonía, por ejemplo--, las producidas en la piel o la meningitis, entre otras.
La mayoría de los tipos de microorganismos pueden causar sepsis, incluidas bacterias, hongos, virus y parásitos, aunque también puede ser causada por infecciones con virus de influencia estacional, virus del dengue y patógenos altamente transmisibles de preocupación para la salud pública, como los virus de la gripe aviar, gripe porcina, ébola y los virus de fiebre amarilla.
Sus síntomas frecuentes son fiebre, escalofríos extremos, dificultad para hablar, disminución del volumen de orina, falta de aire, sensación de muerte, y sarpullidos y piel manchada. Muchos de estos síntomas también son frecuentes en otras afecciones, lo que hace que la sepsis sea difícil de diagnosticar, en particular, en sus etapas iniciales.
Aunque todo el mundo puede contraer la sepsis, las personas con un sistema inmunológico debilitado tienen mayor riesgo de sufrir un cuadro de sepsis, como niños menores de un año, adultos mayores de 60, aquellas con enfermedad crónica de pulmón, hígado o corazón, diabetes, VIH o a las que se las haya extirpado el bazo.
Pese a todo, la sepsis puede prevenirse y es, de hecho, una de las causas de muerte más evitable en el mundo, según incide la sociedad médica. Por eso, es esencial prevenir cualquier tipo de infección --el 80% de los casos se originan fuera del ámbito hospitalario-- a través de vías como la higiene básica, la vacunación, parto seguro.
También es esencial combatir las infecciones adquiridas en el hospital, ya que, de hecho, hasta en un 30% de las sepsis en las UCIS están relacionadas con dispositivos como los catéteres vasculares, ventilación mecánica y sonda vesical.