¿Qué es la 'muerte lúcida'?: un estudio de la Universidad de Nueva York revela nuevos datos sobre supervivientes
Una investigación de la Universidad de Nueva York acerca de la 'muerte lúcida' muestra nuevos datos sobre supervivientes
Algunos pacientes presentaron actividad cerebral vinculada al pensamiento hasta una hora después de sufrir un infarto
Los científicos monitorearon a 567 personas que se sometieron a reanimación cardiopulmonar tras un paro cardiaco
Un hombre británico de 28 años, declarado en muerte cerebral tras una brutal agresión, despertó justo antes de ser desconectado de la respiración artificial. Los médicos apenas tenían esperanzas en que se pudiera recuperar. En Estados Unidos, un hombre de 37 años mostró signos de vida instantes antes de extraerle los órganos.
Son dos de los casos que avalan la importancia de un estudio científico de la Universidad de Nueva York, que ha revelado nueva información sobre las experiencias cercanas a la muerte, en esta ocasión descritas por personas que han sobrevivido a un paro cardiaco.
MÁS
Lucidez intensa y repaso de la vida
Algunos supervivientes suelen detallar síntomas como deterioro de la memoria, depresión y trastorno de estrés postraumático. Sin embargo, entre un 10% y un 20% hablan de experiencias positivas y transformadoras durante el infarto, como una lucidez intensa, percepciones visuales externas y repasos significativos de su vida. Todo ello, sin evidencia externa de conciencia.
Además, mientras estaban inconscientes, mostraban patrones cerebrales asociados al pensamiento y a la memoria. Los hallazgos surgen de la investigación dirigida por la Facultad de Medicina Grossman, publicada en la revista 'Resuscitation' y recogida, entre otros medios, por Infobae.
Los científicos monitorearon a 567 personas que se sometieron a reanimación cardiopulmonar (RCP) entre mayo de 2017 y marzo de 2020, pudiendo entrevistar a 28 de los 53 supervivientes en hospitales de EEUU y Reino Unido. Y es que menos del 10% de ellos salieron adelante tras el paro.
Los investigadores indicaron que casi cuatro de cada diez personas tenían una actividad cerebral que volvía a la normalidad, o casi a ese estado, incluso una hora después de la RCP.
Según la información recogida por el electroencefalograma (EEG), una tecnología que registra la actividad cerebral mediante electrodos, los pacientes tenían picos en las ondas gamma, delta, theta, alfa y beta asociados con una función mental superior.
Los supervivientes informaron de una mayor conciencia y experiencias poderosas y lúcidas, según señala el estudio, incluyendo una percepción de separación del cuerpo (extracorporea), una observación de eventos sin dolor o angustia y una evaluación significativa de sus acciones y relaciones.
Dicho trabajo, que evidencia que un cerebro al borde del fallecimiento elimina sus sistemas inhibidores naturales, encontró que estas experiencias de muerte son diferentes de las alucinaciones, delirios, ilusiones, sueños o conciencia inducida por la RCP.
Este descubrimiento, subrayan, ofrece una mirada hacia una dimensión real, pero todavía enigmática, de la conciencia humana que emerge con el final de la vida.