Diego, el joven al que implantaron tres dedos de los pies en la mano: ya puede vestirse y atarse los cordones
Diego, el joven navarro al que implantaron tres dedos de los pies en una mano tras un accidente, ha notado gran mejoría tras casi un año
Ahora se viste usando las dos manos, ayuda en la granja familiar, sigue con sus estudios de mecánica y disfruta de su pasión, el fútbol
La operación de Diego el año pasado
Importantes avances médicos en la cirugía reparadora y reconstructiva, como el de Diego. Al joven navarro le conocimos hace unos meses: perdió los dedos de una mano en un accidente, solo salvó el pulgar, y estuvimos con él justo antes de entrar en el quirófano, donde le implantaron tres dedos del pie. Hoy le hemos visto llegar a la consulta tras el gran éxito de aquella intervención.
El doctor del Piñal ha recibido a Diego este mes de septiembre, casi un año después. Entonces, en octubre de 2022, nos mostraba las secuelas de un accidente: "Perdí el índice entero", explicaba sobre las secuelas que sufrió, antes de entrar a quirófano.
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Diego y la mejoría extraordinaria tras la intervención
Tras 12 horas de operación, le implantaron en la mano izquierda tres dedos de sus pies. Fue todo unéxito, pero el joven requería de un largo camino de rehabilitación y deseos -"atarme los cordones"-. Y hoy la mejoría es extraordinaria.
El doctor del Piñal: "La pinza se ve que la hace perfectamente"
"Me llama la atención este, progresando más que adecuadamente", señalaba estos días el doctor del Piñal sobre uno de los dedos del joven en su mano derecha. "La pinza se ve que la hace perfectamente, y además tiene fuerza", precisa el doctor.
El joven vuelve a atarse los cordones de las zapatillas con una sonrisa
Lo nota en su día a día: "El vestirme usando las dos manos ya...". También en la granja familiar -"carga carretillas con 60 kilos de pienso"-, en los estudios de mecánica -"ya tengo prácticamente toda la sensibilidad"- y en la práctica de su pasión, el fútbol: "Soy lateral, tengo que sacar de banda". Y sí, ya puede atarse los cordones de las zapatillas con la mejor de sus sonrisas.