Han pasado más de tres meses desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase el fin de la emergencia internacional por covid-19. Sin embargo, tal y como ya se advirtió entonces, eso no significa que el virus haya desaparecido. De hecho, en las últimas semanas algunas variantes han puesto en alerta al organismo, que insiste en que sigue siendo “una amenaza para la salud mundial”. La última de ellas es la BA.2.86, que han llamado Pirola, un término que no ha pasado desapercibido.
Cuando surgieron las subvariantes de ómicron, se dejaron de utilizar las letras griegas y pasaron a utilizar nombres de monstruos mitológicos, como Triton, Cerberus o Kraken y más recientemente Arturo, Eris o Fornax. Ahora, se ha optado por Pirola, el nombre de un asteroide descubierto en 1927.
“Sugerí ‘Pirola’ como nombre (por un asteroide que pasa cerca de Júpiter) por su singularidad y su cercanía tanto con Pi como con Rho, cualquiera de los cuales probablemente sería la designación dada por la OMS”, explica al respecto en su cuenta de Twitter J. Weiland, científico experto en realizar modelos de propagación de enfermedades.
“Se están detectando más casos de la variante BA.2.86 altamente mutada en más países y ahora parece que necesitamos una forma de comunicarnos al respecto más fácilmente. Después de mucha discusión entre los rastreadores de variantes, hemos decidido llamar a BA.2.86 Pirola”, señala T. Ryan Gregory, también biólogo del Departamento de Biología Integrada de la Universidad Canadiense de Guelph, en Ontario (Canadá).
“Algunos apuntes rápidos sobre el nombre de ‘Pirola’ para BA.2.86: * Llamado así por el asteroide, que a su vez lleva el nombre del género de plantas de gaulteria Pyrola. * Crédito a @JPWeiland por el nombre. Discutido junto con otras opciones por el grupo de rastreadores de variantes”, añade.
No obstante, hay quienes han encontrado una curiosa coincidencia en el término ya que en Galicia este vocablo se utiliza para designar coloquialmente al aparato reproductor masculino.
Entonces, T. Ryan Gregory defendía que “da igual qué nombre se sugiera para una variante, alguien siempre tiene un problema”. “Lo juro, no importa qué nombre se sugiera para una variante, alguien siempre tiene un problema con eso. Da demasiado miedo. Es demasiado similar a un nombre común. Suena como un modelo de coche. Es jerga en una región específica. ¿Podemos centrarnos en lo que importa, por favor?”, lamenta en Twitter.
Y ponía algunos ejemplos con Beta, Delta… y otras variantes cuyo nombre también se utiliza para designar otras cosas.
Y, más allá de lo curioso de su terminología, sobre esta variante se sabe que se han encontrado seis secuencias de BA.2.86 en cuatro países y que tiene más de 30 cambios de aminoácidos en su proteína espiga en comparación con su siguiente ancestro más cercano, la subvariante BA.2 de Ómicron.
T. Ryan Gregory ha insistido en que aún "no hay forma de saber nada sobre los síntomas específicos de esta variante". "Solo tenemos 6 ejemplos conocidos en el mundo y 5 de ellos no están vinculados a un individuo infectado en el que podemos observar síntomas", ha dicho en la misma red social.
La OMS por su parte ya ha clasificado BA.2.86 como "variante en vigilancia" y ha subrayado que contiene "un gran número de mutaciones", según dijo su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en su discurso inaugural en la reunión de los ministros de salud del G20.
"Esto pone de relieve una vez más la necesidad de que todos los países mantengan la vigilancia", insistió el máximo dirigente del organismo sanitario internacional de Naciones Unidas.