Es un tema recurrente en los medios de comunicación con la llegada del verano: desde diferentes ámbitos, muchos profesionales de la salud alertan de los peligros de cambiar repentinamente nuestro cuerpo -adelgazar, ponernos en forma o hacernos un retoque exprés- para ajustarnos en tiempo récord a unos estándares de belleza.
Efectivamente, la llegada del verano es un factor de riesgo para estas conductas tan poco saludables, sin embargo, en los últimos años, venimos viendo un fenómeno hasta ahora desconocido: la extensión de la operación bikini a los 12 meses del año.
Según el último Barómetro Juvenil, llevado a cabo por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, el 18,9% de la población de entre 15 y 29 años se somete a dietas para adelgazar. Esto es un reflejo de una realidad que parece imparable: la presión por la estética que generan las redes sociales y que afecta cada vez más a la población joven y adolescente.
“El culto al cuerpo sigue existiendo -explica la psicóloga y formadora de Deusto Salud, Eva Soto- pero antes te exponías más hacia fuera en verano; ahora, realmente este culto es 24/7. Ya no hay tanta operación bikini, sino que se vive en permanente presión por estar siempre bien. Antes era puntualmente, pero ahora, la necesidad de estar publicando cada día hace que tengas que estar siempre bien físicamente… y además mostrarte bien emocionalmente”
De esta presión por la imagen bajo la que viven los jóvenes de hoy en día, de los problemas de salud mental que está provocando en nuestros jóvenes esta dictadura de la imagen y de cómo podemos contrarrestar esa presión desde casa, hablamos con la psicóloga Eva Soto. Todo un reto, señala ya que “los jóvenes de ahora crecen con este patrón”.
Pregunta: A nivel de salud en general es evidente que las dietas milagro, los planes de entrenamiento exprés son un peligro, pero ¿Qué riesgos tiene para la salud mental esta presión social por conseguir en poco tiempo el cuerpo perfecto?
Respuesta: El problema de hoy en día es que esto antes solo pasaba en verano, pero ahora es constante. Filtros tipo ‘Persona’ que te dicen que no eres guapo directamente…que te tienes que cambiar totalmente de imagen porque no encajas. Siempre puedes estar mucho más guapa, siempre te puedes maquillar mucho mejor y- en el caso de las mujeres- tienes que estar con las uñas perfectas, perfectamente peinada, maquillada, estupendísima 24/7. Y no es válida una cara lavada o unas uñas sin ‘nail art’…tienes que estar totalmente expuesta a esto y solo por venderte en las redes sociales.
P: Vaya…entiendo que lo que dices es que tenemos un problema digamos más transversal que no tiene solo que ver con la llegada del verano.
R: Hoy día ha aumentado en un 40% la patología mental en jóvenes…ha aumentado el número de autolesiones e intentos de suicidio en chicas sobre todo de la generación Instagram. Porque en esa generación tú has nacido con vivir con de tu imagen y buscas esa validación de tener más likes. Seguimos con ese absurdo de intentar conseguir más y más; también esos ejercicios tan extremos, esa obsesión por cultivar toda esta parte física que nos deja un poco vacíos…
P: Antes, las adolescentes veíamos a las top models puntualmente en las marquesinas de las paradas de autobús, en alguna revista, en algún desfile en televisión…no era un bombardeo constante de ese referente estético como ahora ocurre con las redes sociales…¿es eso lo que lleva a los chicos y chicas a estar siempre buscando ese ideal de belleza inalcanzable?
R: Y por ejemplo, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Elle Macpherson tenían un trabajo que era el modelado…eran muy pocas. Viajaban por todo el mundo, iban a desfiles de moda. Hoy en día hay modelos, pero también están todas las influencers que son chicas que han visto ahí un filón…y las chicas quieren ser influencers y quieren conseguir más y más likes. Antes eran muy pocas y tenían un trabajo. Hoy en día es hacerse fotos en cualquier lugar. Antes te cogías el Vogue y total, sabías que nunca te ibas a poder permitir nada de lo que salía…
P: Ahora todos los recursos para alcanzar el ideal de belleza son más accesibles…pero la sensación de que nunca es suficiente también. ¿Qué efecto tiene esto a nivel emocional?
R: No tener eso genera mucha frustración. Las niñas en vez de disfrutar de salir con sus amigas se enfocan en cómo se modifican con una app, como hago este baile y cómo me lo grabo…solo es importante la parte externa de cómo me expongo. Pero ¿qué pasa si sales de casa sin teléfono?, ¿has probado a estar todo un día sin teléfono? Parece que como no has publicado todo lo que has hecho y disfrutado, no existe…¿Cuánto tardas en hacer una foto y pierdes la posibilidad de estar ese rato con tus amigas? O estás es tu habitación arreglándote horas, te has puesto ese modelito, te has maquilado, te haces unas fotos y luego a lo mejor ni sales…te lo quitas, te pones un pijama y se acaba esa experiencia.
P: ¿Cómo piensas que podemos los padres contrarrestar todo esto?
R: Es complicado. Creo que una parte debe venir por nuestra educación y como padres de nuestro ejemplo: ser ejemplo porque ¿cuántas horas pasamos mirando el teléfono y a la vez les estamos diciendo: no cojas el tuyo? También haciendo refuerzo positivo e intentar explicarles lo que es real y lo que no, e intentar disfrutar de las cosas reales…es verdad que es supercomplicado, porque nosotros no hemos crecido con el Instagram, nos ha llegado luego. El problema es la generación que ha nacido con él (…) Ahora lo de antes se amplifica a que te dicen que si no estás estupenda con el filtro o los 50 filtros que te toquen tampoco eres válido…y tú te acostumbras a verte con esos filtros. Nosotros no teníamos filtros; teníamos un espejo como mucho y no teníamos el teléfono para estar constantemente revisándonos si estábamos estupendas o no. El suicido en jóvenes ha aumentado mucho, pero mucho es mucho. El nivel de autolesiones y suicidios en adolescentes nunca ha estado tan alto y en parte es por esa presión con la imagen.
P: ¿Crees que el tiempo jugará a su favor y que cuando estos chicos y chicas maduren se pasará esta obsesión por gustar y por la estética? Al fin y al cabo, es algo muy propio de la adolescencia, siempre ha sido así…lo que ocurre es que ahora nos movemos en un terreno diferente…
R: Antes, a los 18 se consideraba que ya eras adulto… ¿Pero ahora? Cuando llegabas a la universidad -quien iba- o quien hacía un ciclo formativo o quien empezaba a trabajar teníamos ahí este paso. Pero hoy en día no. La adolescencia se va alargando cada vez más. Sigues viviendo en casa, siguen manteniéndote. Ahora la independencia económica la consigues a los 28, 29 o 30 años…
P: Ya que ahora estos chicos y chicas pasan tanto tiempo en casa…¿tienes alguna otra recomendación para poder contrarrestar desde casa esta presión por la imagen que tienen los jóvenes?
R: Otra recomendación es hablar en casa mucho con ellos. Nos creemos que no nos escuchan, pero nos escuchan mucho más de lo que pensamos. Hablar con ellos es importante. Explicarles cómo tener el control de las redes sociales, hablarles claramente del ideal que refleja ese mundo y de los problemas que realmente existen. Hay que hablar de esto en casa: de la presión que hay por parte de las redes sociales. Porque no podemos mantenerlos aislados (…) Necesitamos también buscar algún referente sano y viable para ellos. Puede ser gente famosa…Por ejemplo, Selena Gómez se quitó de redes sociales por su enfermedad, para no estar expuesta, y en ese momento era la que más seguidores tenía. Creo que la clave es intentar buscar los referentes positivos que nos podamos encontrar en las redes, que también los hay. Hay montones de psicólogos haciendo aportaciones superválidas; Nutricionistas dando buenos consejos que te dicen que no es sano determinados extremos; y buenos entrenadores. Siempre puedes encontrar referentes positivos dentro de todo ese mar de las redes sociales...pero hay que saber buscarlos. Lo importante no es tanto decir “te lo prohíbo”, pero sí podemos guiarlos un poco y ayudarlos a buscar esos referentes positivos…Enseñarles que puedes vivir sin eso que consumes también, sin ese filtro, sin ese maquillaje, sin comprarte ropa constantemente…
P: ¿Son más superficiales los chicos y chicas de ahora?
R: Hoy en día estás entrando mucho en apps de Shein de Primark porque necesitas estar siempre cambiándote de ropa porque no puedes salir igual…es que si estás en redes sociales cada día, cada día necesitas mucho maquillaje porque no te puedes maquillar cada día igual y tienes que tener mucha ropa para variar. Dentro de la psicología de la felicidad hay una parte que nos dice que eres más feliz cuando compartes experiencias y no cuando consumes. Por ejemplo, si gastas dinero, eres más feliz gastándotelo en un viaje que comprando un coche. A nivel de psicología eres más feliz cuando compartes experiencias. ¿Qué te da más felicidad, pasar el día en un parque acuático con tus amigas o comprándote dos camisetas del Shein? Posiblemente las camisetas del Shein se te olviden…pero sí recordarás el día que te fuiste por primera vez sola con tus amigas a pasar el día al parque acuático…eso sí lo recordarás. No cada vez que te has comprado un nuevo pintalabios…
P: ¿Es importante enseñarles a conectar con las experiencias más que con el hecho de publicar sus experiencias?
R: Enseñarles a poder disfrutar de esos momentos, sí. Eso es interesante. Es lo que dicen los estudios sobre cómo ser felices y bajar los niveles de ansiedad y depresión. Una profesora de la Universidad de Yale, Laurie Santos ha generado un programa para los universitarios de Yale porque lo que vio es que los estudiantes de Yale acaban fatal. En teoría estaban cumpliendo su sueño, consiguieron entrar en Yale, que es supercomplicado, pero aparece la depresión, la ansiedad y el malestar por la presión que suponía estar en Yale. Ella, para mejorar esos niveles, decía lo que hay que hacer: compartir las experiencias, hacer cosas por los demás, meditar, hacer deporte y mantenerte activo. Exponerte dos horas a la semana a la naturaleza te cambia totalmente tu sistema inmune y tu salud, dice un estudio. En realidad, se trata de estar más presente, pero presente de verdad…y hacerte algunas preguntas: ¿Qué pasa si salgo de casa sin mi teléfono?, ¿vuelvo a por él?, ¿qué crees pasaría si salieras un día de casa sin teléfono?, ¿qué pasaría si no hicieras fotos durante un día?, ¿y si no las expones?, ¿puedo salir a la calle sin maquillar? A todos nos gusta gustar. Todos nos queremos ver bien. Pero se trata de buscar si ese verme bien me genera más malestar que bienestar.
P: Ya para terminar, como profesora de yoga que eres, además de psicóloga…¿qué recomiendas para poder gestionar en nuestro día a día esta presión que ejercen sobre nosotros las redes sociales?
R: El equilibrio está en el camino de en medio. Hemos de buscar ese equilibrio entre todos estos aspectos. Hay gente que vive de las redes sociales y es genial pero…¿cuántos instagramers o youtubers tienen patología mental? ¡Un montón!...es que la presión de los likes es algo que hay que explicar a los jóvenes. Porque a veces solo vemos la parte bonita. Se trata de buscar ese equilibrio, ese camino de en medio, de decir que puedo disfrutar de las redes sociales y de mi imagen, pero luego saber que yo soy como soy sin perder la salud por el camino. Es desconectar de las redes sociales para poder volver a reconectar con quién yo soy…Porque están bien las redes sociales, tienen su parte buena...pero sin quitarte el otro punto. ¿Realmente las redes sociales te están empoderando?, ¿o te están quitando tu validez y tu fuerza?, ¿te están quitando toda tu esencia? Porque ese es el punto.