Hace un año un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature aseguraba que no existen pruebas suficientes para afirmar con rotundidad que la falta de serotonina en el cerebro sea la causante de la depresión, tal y como se ha repetido durante décadas. Y, por tanto, que los antidepresivos más recetados en el planeta, como el citalopram, el escitalopram, la setralina, la fluoxetina, etc, que se encargan de regular precisamante ese desequilibrio químico, no sirven de mucho.
El trabajo se convirtió rápidamente en uno de los más leídos y compartidos de la historia de la ciencia y provocó una oleada de respuestas y críticas de muchos médicos e investigadores. Ahora, dicho estudio ha sido refutado en la misma revista Nature. "En esta revisión, expertos en psiquiatría y bioquímica de numerosas universidades defienden que los métodos que se utilizaron eran incorrectos y no objetivos. Y por tanto, que la conclusión del artículo es errónea", dice a NIUS Cristina Legido-Quigley, profesora de Medicina de Precisión en King's College London.
El polémico artículo basaba sus conclusiones en el análisis de numerosos estudios científicos sobre la influencia de la serotonina y los ISRS (Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) en la depresión. "Pero se escogieron estudios que les iban bien para demostrar su teoría y se dejaron fuera otros que pueden inducir a conclusiones diferentes", destaca la investigadora.
"El estudio hace un planteamiento sesgado", defiende Antonio Torres, responsable del grupo de trabajo de salud mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). “Deja fuera depresiones como la bipolar, que tienen un claro trastorno bioquímico de base y responden muy bien a los fármacos antidepresivos que elevan la serotonina”, advierte.
"El problema es que es muy difícil encontrar evidencias de la bioquímica que pasa en el cerebro", asegura Legio-Quigley. Además, cuando se publicó el primer trabajo aún no había salido a la luz el único estudio que hasta ahora ha demostrado la relación entre los niveles de serotonina y la depresión. El hallazgo, realizado por investigadores del imperial College de Londres se publicó meses después. "Es el único que ha conseguido obtener imágenes del cerebro a través del PET que prueban que las personas con depresión tienen una respuesta de serotonina disminuida", explica la experta. "Lo que no quiere decir que sea la causa subyacente de la depresión", matiza. "Por lo menos no la única".
"La depresión es multifactorial", confirma Torres. "Ya sabemos que no puede estar generada sólo por el déficit de un solo neurotransmisor. Sabemos que intervienen multitud de neurotransmisores, sabemos que hay alteraciones sinápticas muy, muy diferente de un individuo a otro. Por lo tanto hay un componente individual muy importante", apunta.
"No hay solo una depresión, hay muchos tipos de depresiones. Ahora la ciencia necesita avanzar para identificarlas y saber qué neurotransmisores están más afectados para poder diseñar tratamientos más precisos", explica. "Es esencial si queremos abordar uno de los males que más vidas destruyen en todo el mundo".
El estudio inicial publicado en Nature plantea que los principales efectos de los antidepresivos tienen que ver con el efecto placebo o con un adormecimiento emocional de los pacientes. Y que además un alto porcentaje de quienes los toman no notan ningún alivio de su problema. "Lo del efecto placebo es difícil de cuantificar, nos lleva otra vez al interior del cerebro, si es difícil de demostrar lo de la serotonina, esto aún más", espeta Legio-Quigley, "pero en lo que sí tiene razón este estudio es en decir que estos fármacos no funcionan en todo el mundo. Funcionan bien en el 30% de personas, nada en otro 30%, y luego hay un grupo en el medio a los que les funciona un poquito", reconoce.
"Pero esto no significa que dando este fármaco, los doctores están engañando a la gente, que es el mensaje final del polémico estudio y por lo que ha tenido tanta repercusión, dice la investigadora española. "Muchos psiquiatras temen ahora que los pacientes a los que les funcionan estos antidepresivos dejen de tomarlos por sentir que les han estado tomando el pelo", comenta. "Sí estoy de acuerdo con que se ayude a dejarlos a quienes no les hacen bien o no les funcionan, como se propone en este trabajo", arguye, "pero me pregunto qué tratamiento alternativo proponen los que los rechazan totalmente: "¿que no se utilice ningún tipo de fármaco?", inquiere.
"Este tipo de antidepresivos se han utilizado durante muchos años porque de todos los que los psiquiatras tienen a su disposición, los inhibidores de la recaptación de la serotonina son los más seguros, los que menos problemas secundarios tienen", apostilla Torres. "Otra cosa es si se está tratando a demasiadas personas con esos medicamentos”, continúa. "Es cierto que ha habido un uso indiscriminado y en ocasiones poco acertado de este tipo de fármacos, pero yo creo que también está inducido por la percepción social de que ayudan. No olvidemos que los facultativos forman parte de la sociedad y también se dejan influir por este tipo de corrientes", dice el médico.
"El problema es que mientras no tengamos o dispongamos de mejores armas, si algo podemos aliviar a los pacientes con estos antidepresivos pues habrá que seguir utilizándolos, aunque yo soy muy consciente que cuando mando un inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina, estoy haciendo un tratamiento parcial y como mucho, sintomático de un proceso que es mucho más profundo", reconoce Torres.
"Por suerte hay muchos psquiatras y científicos haciendo investigación y buscando tratamientos alternativos que le funcionen a la gente", indica Legio-Quigley. La lista de sustancias que se están investigando ahora mismo para tratar la depresión es amplísima, inlcuye el LSD, los hongos alucinógenos, la ketamina... "Existen hasta técnicas electroconvulsivas que están dando un extraordinario resultado para tratar las depresiones graves refractarias, las que sufren pacientes muy, muy deprimidos que no responden a ningún fármaco y que esto les salva la vida", asegura el médico.
"No hay un solo tratamiento y no tiene por qué basarse únicamente en fármacos, estos pueden complementar otros como la psicoterapia, que por sí sola puede ser tan eficaz como los antidepresivos para tratar la depresión, pero que requiere un coste y un tiempo que muchas personas deprimidas no se pueden permitir".