La mujer que había 'resucitado' en su propio velatorio en Ecuador ha sido declarada muerta oficialmente. La muerte aparente es un término médico-legal que ya en el siglo XIX dio origen, en algunos países, a establecer el periodo de 24 horas para mantener al cadáver en condiciones compatibles con la vida antes de enterrarlo o incinerarlo.
Por su parte, la muerte cierta, otro término médico-legal, es aquella en la que el cese de las funciones vitales es definitivo. Y para confirmarlo se utilizan tres parámetros: el cese del corazón, el cese de la respiración y el cese de la actividad neurológica que se confirman con pruebas como el electrocardiograma o electroencefalograma.
La catalepsia es un trastorno nervioso repentino en el que se pierde la conexión con el exterior y hay una inmovilidad generalizada del cuerpo. Suelen producirse en personas con enfermedades psicogénitas, epilepsias graves o pacientes con Parkinson muy avanzado.
Ahora bien, lo que diferencia que una persona esté en catalepsia o haya fallecido son las constantes vitales y la respiración, por "muy débil" que sea. Por ello, y debido a que una catalepsia puede durar desde minutos hasta horas, es necesario realizar un electrocardiograma para confirmar que el corazón del paciente sigue latiendo y que, por tanto, no está muerto.
“Las catalepsias son muy variables, hay personas que pueden oír pero no pueden reaccionar y, en otros grados más profundos, por más que estimules no se produce una respuesta aunque la persona esté viva”, explica el coordinador del Grupo de Trabajo de Neurología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Pablo Baz Rodríguez.
En el momento en el que el afectado presenta algún dato vital, es necesario revertir la situación con maniobras de reanimación, de soporte vital, con oxígeno o entubamiento.
"La legislación española establece que una persona no puede ser enterrada con menos de 24 horas desde su fallecimiento y es una obligación médica realizar un electrocardiograma con el fin de certificar si hay o no actividad cardiaca puesto que, además, si no la hay sabemos que tampoco hay actividad cerebral", detalla Baz Rodríguez
Asimismo, existen otros signos que ayudan a certificar una muerte como, por ejemplo, rigidez cadavérica (inflexibilidad de las extremidades), manchas oscuras en la zona de espalda que muestran que la sangre está bajando por el organismo, palidez en las mucosas y en la piel e inactividad ocular cuando se le estimula.
"Hay muchos signos para diagnosticar una muerte, que comienzan a ocurrir entre la primera y la cuarta hora del fallecimiento", ha zanjado el experto de Semergen.