No son pocos los estudios que nos avisan de que algunos hábitos resultan perjudiciales para la salud, ya que nos hacen más propensos a sufrir algún trastorno cardiovascular. Un buen ejemplo de ello es fumar o beber alcohol, dado que ambas sustancias resultan nocivas para nuestro organismo. Sin embargo, hay otros hábitos que parecen inofensivos y, sin embargo, también entrañan cierto peligro, como es el caso de trabajar de noche. Al menos esa es la conclusión a la que ha llegado una investigación publicada por la Sociedad Europea de Cardiología y realizada por miembros de la Universidad Jiao Tong (China) y de la Universidad de Tulane (EE.UU.).
Este estudio se ha basado en los resultados obtenidos de investigar cuáles son los vínculos entre la fibrilación auricular y el trabajo nocturno. En la investigación participaron alrededor de 300.000 personas a lo largo de diez años y las principales conclusiones fueron las siguientes:
Ante esta situación a la que se ven expuestos los trabajadores contratados para cubrir las horas de la noche, los investigadores encontraron como mejor remedio hacer ejercicio físico. La conclusión a la que llegaron en este caso fue que las personas que realizan una actividad física con intensidad moderada durante 150 minutos a la semana o aquellas que gastan 75 minutos de su tiempo en llevar a cabo un ejercicio físico intenso presentan un menor riesgo de padecer alguno de los trastornos cardiovasculares expuestos, que las que tienen un estilo de vida sedentario.
Este dato no resulta extraño, dado que es el tiempo de actividad física que la Organización Mundial de la Salud recomienda para prevenir cualquier problema cardiaco. De hecho, estar por debajo de ese umbral semanal de ejercicio físico se puede considerar sedentarismo. Esta deficiencia de actividad física “en los países de la Unión Europea causa más de 10.000 muertes prematuras al año”, según detalla un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y recogido por la Fundación Española del Corazón. De hecho, este organismo asegura en su web que “hay al menos siete enfermedades relacionadas con la inactividad física: la enfermedad coronaria, los ictus, la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial, el cáncer, la demencia y la depresión”.