El sexo, de la alcoba a los sensores. El laboratorio de sexualidad humana de Granada es único en España: Los investigadores estudian la reacción física y subjetiva a estimulos sexuales. Los voluntarios ceden su intimidad para saber cómo son los orgasmos.
Aquí el sexo no es un tema tabú: por el contrario, los investigadores buscan matices en nuestra respuesta sexual. Los sensores se colocan en la vagina y en el pene para registrar cómo reacciona el cuerpo a estímulos sexuales explícitos "para evaluar la excitación sexual" real, no la que decimos sentir.
"La realidad es que hay una distancia significativa entre lo que dicen y lo que realmente experimentan, según asegura Juan Carlos Sierra, Catedrático de Sexualidad Humana de la Universidad de Granada, vinculado a este laboratorio. Las personas pueden hablar o explicar algo que algunas veces contradice lo que sí revelan fielmente los sensores.
"Cómo responde el cuerpo, cómo se excita", explica una de las investigadoras de este laboratorio. Los voluntarios, sobre todo jóvenes, ven vídeos sexuales en una sala, en completa soledad. "Se prestan a estar conectados" para saber cómo su cuerpo está respondiendo a los estímulos que les estamos dando".
Todo es seguido desde una sala de control para saber qué se siente y estudiar de cerca los orgasmos a fin de mejorar la salud sexual.