Las altas temperaturas inusuales en esta época del año están provocando que la llegada de insectos como la mosca negra se adelante y, con ello, las reacciones a sus temidas picaduras o mordeduras, que en muchos casos pueden causar enfermedades. Reconocer qué insecto nos ha picado o mordido es clave para saber qué debemos hacer.
La mosca negra, cuya mordedura es muy dolorosa para los humanos e incluso mortal para otras especies animales, rasga la piel provocando un dolor extremo, aunque en el mismo instante, puede ser la persona no note nada porque inocula una sustancia analgésica. No obstante, su saliva deja un punto rojo y una fuerte hinchazón alrededor.
Esta herida puede durar hasta siete días y, en los peores casos, puede generar reacciones alérgicas e infección. Los médicos insisten en que no se debe rascar ni tocar la herida por muy molesta o dolorosa que sea porque puede ir a mayor.
Los síntomas que se pueden presentar una persona a la que le ha mordido este insecto son: dolor intenso en la zona; un punto rojo, que puede sangrar; enrojecimiento o roncha alrededor de la mordedura, picor e inflamación.
Sergio Monge, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), el problema fundamental de este insecto es que no pica, sino que muerde en forma de sierra y genera una herida "de consideración importante" y puede dar lugar a infecciones y reacciones alérgicas "muy alarmantes", que en algunos casos pueden llegar incluso a requerir de hospitalización.
Pero, ¿y si ya nos ha mordido, como debemos actuar? En caso de sufrir la mordida de una mosca negra, ANECPLA aconseja no rascarse para no empeorar la herida y evitar que se infecte; aplicar hielo para bajar la inflamación o una pomada con corticoide prescrita por el médico o farmacéutico.
En caso de que la herida no mejore, recomienda acudir al hospital o al centro de salud más cercano para informar del caso y evitar un empeoramiento.
Además, para evitar la picadura, recomienda vestir con ropa clara, sin colores llamativos que puedan atraer a los enjambres; evitar pasear por el curso de ríos o zonas cercanas sobre todo a últimas horas de la tarde; instalar mosquiteras en puertas y ventanas en las zonas de riesgo; evitar la acumulación de agua en el exterior de la vivienda y mantener cubiertos los depósitos de agua; controlar los desagües; utilizar repelentes certificados (sobre todo los que contienen citronela) y contactar con profesionales expertos en plagas.