Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han demostrado que existen diferencias entre el número de efectos adversos que sufren hombres y mujeres al tomar un mismo fármaco, siendo generalmente mayor en el género femenino.
A lo largo de los años, la participación de mujeres en ensayos clínicos ha sido muy limitada. Históricamente, ha habido varias razones para considerar excluirlas de los ensayos, como la probabilidad de embarazo o el miedo a la distorsión del estudio por los cambios hormonales del ciclo menstrual.
En el campo de la farmacología, esto ha tenido como consecuencia que, durante mucho tiempo, se desconocieran los efectos secundarios, también llamados efectos adversos, de los fármacos en las mujeres.
No fue hasta 1993 cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) llamó a la participación de mujeres en los ensayos clínicos y recomendó que ambos géneros fueran analizados por separado para evaluar la respuesta a los medicamentos.
Científicamente se sabe que, debido a ciertos procesos biológicos, la respuesta a los fármacos no es igual en ambos géneros, pero, a pesar de esta evidencia, aún no es muy común diferenciar en la prescripción de fármacos entre hombres y mujeres, ni en lo que se refiere a la elección del fármaco ni tampoco en la dosis que se prescribe.
Por otro lado, el reposicionamiento de fármacos es una técnica novedosa que persigue encontrar nuevos usos para los medicamentos ya existentes. "Esto es muy útil debido al alto coste que conlleva el descubrimiento o diseño de fármacos desde cero y resulta especialmente relevante en el caso de las enfermedades raras, para las que la falta de rentabilidad es siempre un factor clave", explican los investigadores.
En este contexto, este estudio de la UPM se ha centrado en investigar el reposicionamiento bajo una perspectiva de género, con el objetivo de comprobar si existen diferencias en el número de efectos secundarios que sufren hombres y mujeres al tomar un mismo fármaco reposicionado.
Los investigadores recogieron información de diferentes fuentes y consiguieron un conjunto de casos de reposicionamiento de fármacos, el porcentaje de efectos adversos que dichos fármacos producen en cada género y la prevalencia mundial por género de las enfermedades contempladas en los casos de reposicionamiento del estudio.
En primer lugar, se analizó si alguno de los géneros presentaba un mayor número de efectos adversos que el otro al tomar el mismo medicamento. En segundo lugar, se contempló también la prevalencia, analizando los casos para los que el género que presentaba mayor porcentaje de efectos secundarios al tomar un fármaco determinado no era el género que tenía la mayor prevalencia para la enfermedad tratada con dicho fármaco.
Los resultados del estudio mostraron que existe una diferencia "significativa" entre los efectos secundarios observados en las mujeres en comparación con los observados en los hombres cuando toman el mismo medicamento.
"Esto indica la necesidad e importancia de contemplar la variable de género a la hora de reposicionar un nuevo fármaco. Por tanto, en las estrategias de reposicionamiento, se deben considerar los posibles efectos adversos que un medicamento puede llegar a tener en cada uno de los géneros y tener en cuenta la prevalencia de la enfermedad. Esto puede ayudar a reducir el número de fármacos retirados del mercado por causar efectos adversos importantes en alguno de los dos géneros, así como a reducir el número total de ocurrencias de efectos adversos", apuntan los investigadores.
Asimismo, destacan que la reutilización de fármacos conlleva un "gran ahorro" en términos económicos y temporales, haciendo posible que el tratamiento "esté disponible para el paciente en un plazo mucho más corto, con mayor seguridad y a un menor coste". Por este motivo, consideran "de gran importancia" introducir el concepto de perspectiva de género en este campo.
A partir de los resultados obtenidos en este primer estudio, la línea futura en la que trabajan estos investigadores se basa en buscar una medicina más personalizada donde se conozca qué fármacos son los más adecuados para cada género.
La investigación ha sido dirigida por Alejandro Rodríguez González, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos de UPM, Belén Otero Carrasco, investigadora del Centro de Tecnología Biomédica (CTB) de la UPM, y Aurora Pérez Pérez, profesora de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos de UPM.