Correr es una de las actividades deportivas más habituales, especialmente en la última década, cuando el “running” –término anglosajón correr o “salir a correr”– se ha convertido en “religión” para muchos deportistas. Ante esta saludable práctica, muchos se han preguntado cuál es el mejor momento del día para salir a correr.
Hay quienes prefieren desperezarse dando uso a sus zapatillas a primera hora de la mañana, mientras que otros corredores optan por hacer su sesión de atletismo a última hora de la tarde. Pero ¿qué es lo que dice la ciencia sobre el mejor horario para correr?
Si atendemos a algunos de los estudios que se han realizado sobre cuándo es mejor salir a correr, lo cierto es que hay diversos puntos de vista. Por ejemplo, investigadores del Karolinska Institutet de Suecia y la Universidad de Copenhague en Dinamarca publicaron en la revista PNAS que el momento más adecuado para correr y adelgazar es a última hora de la mañana, concretamente a las 12 horas.
En ese momento de la jornada la musculatura ya se ha calentado y está preparada para ofrecer un mayor rendimiento. Claro que elegir este horario tiene un hándicap en los meses más calurosos, especialmente en países como España. Y es que no es conveniente hacer ejercicio cuando las temperaturas se disparan en las horas centrales del día.
Otra investigación publicada en la National Library of Medicine considera que el periodo de tiempo donde es más adecuado entrenar la fuerza y la potencia va desde las 13:00 hasta las 20:00 horas, ya que es entonces cuando se consiguen las mejores marcas.
Asimismo, en el libro “The complete guide of running” se apunta que la mejor hora son las 19:00 horas, ya que la temperatura corporal es más elevada y la práctica deportiva se adecúa a los ritmos circadianos. Es decir, el cuerpo está más preparado para aumentar el ritmo cardiaco y que los nutrientes lleguen a la musculatura.
Como se puede observar, los estudios científicos apuestan por unas u otras horas, con lo que también depende del corredor conocer su cuerpo para saber cuándo rinde mejor o le resulta más satisfactorio hacer este tipo de ejercicio.
Hemos apuntado anteriormente que la estación del año importa –no es lo mismo correr a las 20:00 horas en verano que en invierno–, así como los horarios de las comidas o la jornada laboral. Sea como fuere, salir a correr ofrece ventajas al cuerpo humano, ya sea por la mañana o por la tarde.
Correr por la mañana. El cuerpo está más frío y por ello hay que realizar un calentamiento más concienzudo. Como ventajas, los corredores queman más grasas acumuladas y logran una mayor motivación para pasar el día, dado que se libera dopamina y serotonina.
Correr por la tarde. Es el momento en el que la musculatura está más caliente y, por lo tanto, más flexible. Esto proporciona más fuerza y, como consecuencia, una velocidad más elevada. Además, está demostrado que hacer ejercicio antes de cenar e ir a dormir suele mejorar la calidad del sueño ya que se reduce el nivel de estrés.
La opción de correr de noche
Salir a correr por la noche es otra opción que muchos corredores eligen, a veces obligados por sus horarios laborales o por cuestiones climatológicas. En cualquier caso, correr de noche puede tener varios beneficios para la salud física y mental. Algunos de estos beneficios son:
Mejorar el sueño: correr por la noche puede ayudar a relajar el cuerpo y la mente, favoreciendo un sueño más profundo y reparador. Además, al correr se liberan endorfinas, que son hormonas que producen una sensación de bienestar y reducen el estrés.
Aprovechar el tiempo: correr por la noche puede ser una buena opción para las personas que tienen una agenda muy ocupada durante el día y no encuentran un momento para hacer ejercicio. Así, pueden aprovechar las horas de menor actividad para cuidar su salud y disfrutar de un momento de desconexión.
Evitar el calor: correr por la noche puede ser más cómodo y seguro que hacerlo durante el día, especialmente en verano o en climas cálidos. Al correr con menos calor se evita la deshidratación, el golpe de calor y el cansancio excesivo. También se reduce el riesgo de quemaduras solares y de exposición a la contaminación ambiental.
Mejorar el rendimiento: correr por la noche puede tener un efecto positivo en el rendimiento deportivo, ya que se aprovecha el pico de fuerza y velocidad que se produce al final del día. Además, al correr con menos luz se estimula la visión nocturna y se mejora la coordinación y el equilibrio.
Estos son algunos de los beneficios de salir a correr por la noche, pero también hay que tener en cuenta algunas precauciones para hacerlo de forma segura y eficaz. Algunas de estas precauciones son:
Elegir una ruta iluminada y segura: es importante evitar zonas oscuras, solitarias o peligrosas, y optar por lugares con buena visibilidad y confluencia de personas. También es conveniente informar a alguien de la ruta que se va a seguir y del tiempo estimado de regreso.
Usar ropa reflectante o luces: para aumentar la visibilidad y evitar accidentes, es recomendable usar ropa o accesorios que reflejen la luz, como chalecos, bandas o luces LED. También se puede llevar una linterna o un teléfono móvil con linterna para iluminar el camino.
Calentar y estirar bien: al correr por la noche se puede tener más tendencia a sufrir lesiones musculares o articulares, ya que el cuerpo está más frío y menos activo. Por eso, es fundamental hacer un buen calentamiento antes de empezar a correr y unos estiramientos al terminar.
Hidratarse y alimentarse adecuadamente: al igual que en cualquier otro momento del día, es imprescindible beber agua antes, durante y después de correr para evitar la deshidratación. También es importante comer algo ligero unas horas antes de correr y evitar las comidas copiosas o pesadas que puedan dificultar la digestión o provocar malestar.