Sí, el estrés provoca migrañas
La cefalea tensional y la migraña tienen como principales desencadenantes el estrés y la ansiedad
El dolor de cabeza afecta en algún momento de su vida al 89 por ciento de los hombres y al 99 por ciento de las mujeres
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La cefalea tensional y la migraña (incluida en las cefaleas primarias) tienen como principales desencadenantes el estrés y la ansiedad, provocando un dolor que tiene un origen psicológico más que físico, según aseguran especialistas de la clínica de dolor OneLife Center.
Son problemas que afectan, cada vez más, a la población debido al actual ritmo de vida, pudiendo ser considerados como pandemia, ya que también pueden desencadenar patologías dermatológicas, digestivas, cardiológicas y neurológicas, entre otras. Otros desencadenantes son, la falta de sueño, problemas en la articulación de la mandíbula, dolores cervicales y fatiga ocular.
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El dolor de cabeza, más común en mujeres
El dolor de cabeza afecta en algún momento de su vida al 89 por ciento de los hombres y al 99 por ciento de las mujeres y representa la tercera causa mundial de discapacidad en menores de 50 años. "La cefalea tensional, afecta a más del 60 por ciento de la población, sobre todo a mujeres, siendo crónica en un tres por ciento de los casos", explica Daniel Fernández, fisioterapeuta especialista en dolor de Onelife Center.
Esta dolencia se caracteriza por tener una duración que puede ir de entre 30 minutos a siete días, por lo que afecta a la vida diaria del paciente. "El dolor afecta a los dos lados de la cabeza, tiene una intensidad de leve a moderada, no se ve agravado con la actividad física habitual (como puede ser andar o subir o bajar escaleras) y no va acompañado de náuseas y vómitos, a diferencia de la migraña", explica el especialista.
Qué es la migraña
Por su parte, la migraña, incluida también en el grupo de las cefaleas primarias, es el segundo tipo de cefalea más habitual, con una incidencia del 14 por ciento de la población española. Esto se traduce en que afecta a cinco millones de españoles, de los cuales 1,5 la padecen de manera crónica.
Los síntomas principales son un dolor unilateral y pulsátil, que puede tener una duración de entre cuatro horas y siete días, con intensidad de moderada a grave, empeora con cualquier actividad física, provoca náuseas, vómitos y empeora con la luz o el sonido, por lo que los pacientes suelen aislarse durante las crisis.
Las principales causas de la migraña son la herencia genética y un sistema nervioso más sensible, pero entre los desencadenantes más habituales se encuentran los problemas hormonales, el estrés, los problemas de sueño, así como el consumo de alcohol, tabaco y café, entre otros.
"El dolor migrañoso es un dolor muy incapacitante, pudiendo incluso aislar socialmente a la persona, afectándole también a nivel emocional y psicológico. La persona que padece esta dolencia suele evitar actividades, movimientos o tareas de la vida diaria, que antes hacía con normalidad y ahora no", explica Isabel Mínguez, fisioterapeuta especialista en dolor de Onelife Center.
La cefalea tensional y la migraña tienen un componente psicológico que hay que abordar para mejorar los síntomas tanto como el resultado del tratamiento médico. Se deben tratar los síntomas cognitivo-emocionales, es decir, aquellos que provocan un dolor físico que tiene su origen en un dolor emocional. Este tratamiento incluye herramientas para manejar el estrés, reestructuración cognitiva y terapia cognitivo-conductual, técnicas de relajación y mindfulness.
Por su parte, la fisioterapia es básica para disminuir el dolor y la recurrencia de las cefaleas. "Se recurre a tratamientos que van desde la terapia manual, técnicas invasivas como son la neuromodulación y la punción seca", explica José Luis Alonso, director y fisioterapeuta experto en dolor y en trastornos cervicocraneomandibulares de Onelife Center.
La alimentación es también un pilar fundamental para el tratamiento de las cefaleas. Se sabe que estos pacientes suelen tener unos niveles elevados de colesterol y triglicéridos, por lo que una dieta rica en alimentos antioxidantes (frutos rojos, zanahorias, brócoli, alcachofas, vegetales de hoja grande y verde, nueces y almendras, chocolate negro, etc.) y antiinflamatorios (pescados azules, crucíferas como la coliflor o las coles de Bruselas, aceite de oliva virgen extra, té verde, piña, el ajo, los cereales integrales, etc.) ayuda a reducir los episodios y picos de dolor.