Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer se ve sometido a continuos cambios para adecuarse al proceso de gestación del bebé. Uno de los más habituales es el oscurecimiento de la piel, el cual puede darse de manera uniforme o en forma de manchas. Este hecho puede asustar a algunas embarazadas, pero se trata de una reacción normal, de manera que, por regla general, no conlleva riesgos para su salud.
La razón de que aparezcan manchas en la piel de las embarazadas se debe al aumento de los estrógenos y la progesterona que experimentan cuando se encuentran en estado. Eso provoca que se incremente considerablemente la producción de melanina, dando lugar a una reacción denominada melasma o cloasma gestacional.
En ella se produce la hiperpigmentación que provoca el oscurecimiento en forma de manchas. Estas tienden a aparecer siempre en las mismas zonas, tanto en el cuerpo como en el rostro. Por ejemplo, es habitual que se oscurezca la línea bajo el ombligo –conocida como “linea nigra”–, los pezones, las axilas, el cuello, el periné. Aunque las que resultan más visibles son las manchas que aparecen en la cara, especialmente en la frente, en la zona que rodea a la boca y en las mejillas.
Como hemos apuntado, dado que la aparición de estas manchas se debe a un aumento de la melanina y a una hiperpigmentación, no resultan peligrosas para la salud. De hecho, su principal hándicap es que pueden resultar antiestéticas a las embarazadas que las “sufren”. Según The International Dermal Institute, entre el 10 % y el 15 % de las mujeres embarazadas padece melasma, por lo que resulta muy común.
No obstante, y a pesar de que tras el periodo de gestación suelen desaparecer, conviene tomar medidas para que las manchas no aumenten e incluso para evitar que aparezcan demasiadas. A fin de cuentas, la piel es un órgano que hay que cuidar en cualquier circunstancia, más si cabe en un momento de cambios constantes en el cuerpo como es el embarazo.
Por lo tanto, las principales recomendaciones para las mujeres embarazadas son las siguientes:
En definitiva, el principal consejo es no exponerse al sol y protegerse de sus efectos lo máximo posible.
Las manchas en la piel tienden a desaparecer después del embarazo, cuando los niveles de estrógenos y progesterona vuelven a los índices anteriores. Sin embargo, puede ocurrir que algunas manchas perduren. En ese caso, habrá que recurrir a alguno de los siguientes tratamientos, que deberán ser pautados por un profesional dermatólogo.