El doctor Fernando Baixauli, pediatra del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, ha alertado de que en las consultas ha crecido "de manera significativa" la incidencia de casos de la enfermedad 'boca-mano-pie', una infección viral leve y contagiosa, frecuente en los niños pequeños, que se manifiesta con fiebre y con pequeñas ampollas o pápulas en unas partes concretas del cuerpo, por fuera y dentro de la boca --como el paladar, encías, lengua--, y sarpullido en las manos y los pies, incluso en la zona genital.

Según la Sociedad Española de Pediatría, con la llegada de la primavera aumenta el número de consultas pediátricas por esta infección, cuya máxima incidencia se da en niños menores de cinco años.

En este caso, es necesario un "diagnóstico certero" por parte de un profesional puesto que, aunque suele ser una enfermedad leve y sin secuelas, "es recomendable acudir al médico para que confirme que se trata de la enfermedad de boca-mano-pie, ya que primero se empieza con la garganta irritada, que puede llevar algo de fiebre, con lo que al principio se puede confundir con otras patologías", ha indicado el especialista en un comunicado.

A este proceso, "en unos días se le sumarán manchitas en pies o manos, o en las dos, que irán evolucionando a ampollas pequeñas". No existe ningún tratamiento para curar la enfermedad ya que es vírica, pero sí se pueden administrar medicamentos para aliviar los síntomas, como antitérmicos o analgésicos.

"Para el dolor de boca que impide que el niño pueda comer en varios días, se puede administrar tratamiento tópico con productos con ácido hialurónico y aloe vera. Los niños con inmunodeficiencia, es decir que tienen disminución de las defensas contra las infecciones, y los recién nacidos pueden precisar medidas especiales. No hay que asustarse ya que excepcionalmente se producen complicaciones neurológicas o pulmonares", ha subrayado el profesional.

Tal como explica el doctor Baixauli, "suele producirse por un tipo de virus de la familia de los enterovirus. El más frecuente es el Coxsackie A, que se transmite con facilidad entre los niños a través del contacto directo al jugar juntos, mediante secreciones de nariz, boca o gotitas que se lanzan al toser, por lo que también pueden contagiarse los adultos".

Por esta razón, para evitar la transmisión del virus, "es necesario lavarse las manos frecuentemente (sobre todo después del cambio de pañales), toser en el codo, usar pañuelos desechables y desinfectar los juguetes u objetos que han estado en contacto con el niño enfermo".

Una vez pasada la enfermedad, en muchos casos se produce la caída de uñas tanto de manos como en ocasiones de pies, conocida como onicomadesis. Suele ser frecuente a las cinco o seis semanas de haber pasado la enfermedad, "lo que provoca una gran preocupación en los padres, pero deben saber que se despegan sin dolor ni complicaciones y solo debemos tener una buena higiene e hidratación hasta que salgan las nuevas", ha concluido.