La desesperada petición de las personas con ostomía: necesitan retretes elevados para poder vaciar su bolsa de heces
Los enfermos dependen de un recipiente en el que acumulan sus heces y, por eso, piden aseos adaptados para poder vaciarlos
Estos pacientes han tenido que sufrir una operación para crearles un orificio en el abdomen por donde dar salida a la orina o a las heces
"Necesitamos es un retrete elevado a la altura del abdomen”, pide una de las personas que han sufrido una ostomía o estoma
El Día Mundial contra el Cáncer de Colon y Recto se celebra el 31 de marzo. Esta enfermedad tiene un gran índice de mortalidad ya que suele ser diagnosticado tarde.
Los enfermos dependen de un recipiente en el que acumulan sus heces y eso les complica mucho la vida cotidiana. Llevan años reclamando algo tan básico como que en los servicios públicos se instalen recipientes para poder vaciar sus bolsas de residuos.
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Víctor, un paciente ostomizado que tiene recorrer ocho kilómetros para encontrar un aseo adaptado
Víctor tiene que recorrer ocho kilómetros para encontrar un aseo adaptado donde puede vaciar la bolsa sin tener que arrodillarse. Solo hay 80 como este en toda España. Lo necesitan con retrete, espejo elevados, con una encimera para dejar los productos y con un enjuagador.
En concreto, la adaptación de los baños públicos para las personas con ostomía no es obligatoria ni está regulada. La petición de adecuar el aseo surge de la necesidad de estos pacientes de cambio o vaciado de la bolsa recolectora que se porta en el vientre. Para ello es requisito un inodoro a la altura de un lavabo, con un espejo completo que permita observarse el abdomen, un gancho para colgar la bolsa y un grifo de caño extraíble.
Esta adaptación de los baños públicos puede ser complementaria a la adaptación regulada para las personas con discapacidad y está considerado por las personas ostomizadas imprescindible para su integración social.
Sin embargo, la realidad es más complicada para las personas que tienen que eliminar la orina y las heces en una bolsa ya que necesitan un aseo adaptado. Solo hay 82 lugares en todo el territorio español que cuenten con ellos, la mayoría hospitales.
¿En qué consiste esta intervención?
Uno de los propósitos de estos pacientes es el de visibilizar la situación de las personas ostomizadas y sus familias y, a su vez, mejorar la calidad de sus vidas.
Estos pacientes han tenido que sufrir una operación para crearles un orificio en el abdomen por donde dar salida a la orina o a las heces, que deben recogerse en una bolsa adaptada. Una situación complicada y estresante que provoca angustia en ellos.
Tras la intervención, los pacientes tienen que aprender a manejar el dispositivo de la ostomía y gestionar diferentes emociones, como el miedo o la inseguridad a una fuga en el que las heces no se introduzcan en la bolsa y se escurran.
Las enfermeras cumplen un papel clave en la vida de estos pacientes
Muchos pacientes tienen complicaciones emocionales tras la operación. Debido a esta situación emocional, las enfermeras especializadas en estomaterapia se convierten en una pieza clave en este proceso.
Estas profesionales sanitarias pueden prestarles la ayuda que necesitan, tanto a nivel práctico como psicológico. Es una figura de apoyo clave, presente antes, durante y después de la intervención.
Pueden llevar una vida completamente normal siempre que existan aseos adaptados
Hay que destacar que los pacientes con una ostomía son completamente capaces de trabajar, hacer deporte y viajar. En definitiva, se puede llevar una vida completamente plena.
La ostomía o estoma no es una enfermedad, sino una solución que, también, puede suponer una dificultad en su día a día. Las personas con ostomía suelen cortarse a la hora de salir a pasear, bailar, cenar o trabajar.
Aunque son totalmente capaces de hacerlo, el miedo a que haya fugas y no tener un lugar adecuado donde vaciarlas paraliza la vida de muchos de ellos y puede causarles lesiones, así que muchos prefieren quedarse en casa. Por esta razón, los pacientes ostomizados llevan años pidiendo más servicios adaptados.
"Lo que necesitamos es un retrete elevado a la altura del abdomen, una encimera para dejar todos los productos, un enjuagador de pequeño calibre para poder limpiar la bolsa y un espejo que esté a una altura determinada para ver la bolsa”, pide uno de los pacientes que han tenido que hacer frente a este cambio en su día a día tras la intervención.