Cada año crece el número de españoles que sufren alergias primaverales, suponiendo hoy en día alrededor de un 25 % de la población de nuestro país. Este año, además, la llegada anticipada del calor veraniego, unido a las lluvias recientes de finales del invierno, ha creado un cóctel meteorológico que favorece la polinización, por lo que se esperan unos meses complicados con altos niveles de pólenes.
En invierno, el polen de la familia cupresácea es el más frecuente en la atmósfera y prácticamente el único en esta estación que causa alergias. Este tipo de plantas incluye diversas especies de árboles y arbustos, y entre los más habituales se encuentran las arizónicas, utilizadas tanto en jardines como en setos en algunas urbanizaciones. Pero, con la llegada de la primavera y el calor, otros pólenes se han disparado en los últimos días.
La primavera va a ser seca y más calurosa de lol habitual en buena parte de España, lo cual complicará la estación para los alérgicos al polen. Se esperan picos que podrían llegar a afectar a personas que nunca antes han sufrido estas alergias.
Algunos polinizadores frecuentes de estas fechas, como el plátano de sombra y la parietaria se están retrasando en la floración por el frío que azotó España en invierno, pero el reciente calor hace prever que los niveles de este polen se dispararán en las próximas semanas.
El polen que más problemas suele causar es el de las gramíneas, que afecta a la mitad de los alérgicos, aproximadamente, seguido del plátano de sombra, el olivo y las cupresáceas, aunque depende mucho de la zona de España.
Actualmente los niveles más preocupantes son los de las cupresáceas, cuyo nivel de alerta es alto en siete comunidades autónomas: Castilla y León, Madrid, Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña. En Barcelona y Lleida se superan los 1000 granos/metro cúbico, y en Granada los 5.000 granos/m3. Estas son las provincias más afectadas.
Le siguen las urticáceas, con alerta alta en Galicia, Andalucía, Murcia y la Comunidad Valenciana. Los niveles más altos los encontramos en Lugo y Córdoba, con más de 70 granos/m3.
Las gramíneas afectan principalmente a Córdoba y el platanero de sombra a Córdoba y la Comunidad de Madrid. En esta última los niveles ascienden a más de 450 granos/m3 en algunos puntos de la capital.
Los síntomas más habituales son la conjuntivitis, picor en la nariz y congestión nasal, dificultad para respirar y, a veces, tos frecuente y picor en el paladar.
Las cosas pueden complicarse en personas de riesgo como asmáticos y mayores de 65 años.
Los técnicos de Salud Pública insisten en que es importante que la persona afectada conozca el tipo del polen al que tiene alergia, los periodos del año en que polinizan las plantas correspondientes, la concentración en el aire y, si es posible, la predicción de los niveles.
Del mismo modo, es esencial seguir la medicación según las pautas prescritas por su médico y, en todo caso, evitar el contacto del polen con las mucosas de la boca, nariz y ojos, empleando gafas de sol y mascarillas y lavándose frecuentemente con agua fresca o suero fisiológico.
La Consejería de Sanidad recuerda que los fármacos antihistamínicos pueden producir somnolencia y disminución de la atención, lo que debe tenerse muy en cuenta a la hora de conducir y realizar otras actividades que requieran concentración.
Se recomienda viajar en coche con las ventanillas cerradas (evitando, si es posible, desplazamientos en moto o bicicleta). En los domicilios, se aconseja utilizar el aspirador y bayetas húmedas para limpiar el polvo y evitar también la proliferación de los ácaros del polvo. Además, es conveniente emplear filtros de polen en el aire acondicionado de viviendas y en el de los vehículos.
Se debe tener en cuenta que las concentraciones de estos granos en la atmósfera son mayores a primera hora de la mañana y última de la tarde, y aumentan de forma brusca los días de vientos fuertes y tormentas primaverales de alto contenido eléctrico.