¿Por qué nos volvemos más frioleros con los años?
El envejecimiento provoca que el cuerpo no sea capaz de retener el calor del mismo modo
Las enfermedades y los medicamentos también pueden provocar que los mayores sean más frioleros
Por qué el frío puede ser tan peligroso para las personas de edades más avanzadas: pasos a tener en cuenta
El paso del tiempo hace mella en el cuerpo humano de muy diversas maneras y una muy común es que nos volvemos más frioleros con los años. Esto tiene una explicación relacionada con los cambios que provoca el envejecimiento en cada uno de nosotros.
Por lo tanto, no es de extrañar que en un mismo lugar las personas mayores necesiten más ropa de abrigo que los más jóvenes, quienes probablemente miren extrañados el exceso de prendas.
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¿Qué nos hace más frioleros?
La primera razón es que la temperatura del cuerpo va descendiendo según se cumplen años. Esta suele oscilar entre los 36 °C y los 37 °C, décima arriba o abajo, y serán las personas más jóvenes las que se acerquen a la segunda cifra. Por el contrario, los mayores tendrán una temperatura menor, lo que se traducirá en que son más propensos a tener frío. Y es que, con la edad, se pierde grasa debajo de la piel. Esto se traduce en que al organismo le cuesta mucho más retener el calor en su interior, de manera que será necesario ayudarse de ropa.
Razones de pasar más frío
Además de la pérdida de grasa que provoca una menor retención del calor, hay otras razones por las que las personas mayores tienden a ser más frioleras:
- La flexibilidad de los vasos sanguíneos disminuye, de modo que la sangre no se mueve tan bien como en el pasado. La consecuencia de ello es que se producen problemas de circulación que hacen que los pies y las manos no terminen de calentarse. Y claro está, esto afecta a la sensación de frío que se pueda experimentar.
- En segundo lugar, tal y como apuntan desde Sanitas, se produce un adelgazamiento de la piel, que además tiende a estar más seca. Este hecho “conlleva una pérdida de la función de los receptores cutáneos de la temperatura, lo que dificulta la percepción de la temperatura ambiente y, por tanto, la capacidad de afrontar los cambios bruscos”.
- Por otro lado, el metabolismo se ralentiza. La cantidad de energía que requiere el cuerpo para llevar a cabo las funciones básicas se reduce hasta un 30% y provoca que la sensibilidad al frío se incremente.
Enfermedades y medicamentos
Aparte de estos factores relacionados directamente con el envejecimiento del organismo hay otros dos aspectos que hemos de tener presentes:
- El primero de ellos es que las personas mayores tienden a padecer más enfermedades, las cuales inciden en la sensación de ser más frioleros y de tener que abrigarse.
- Y el segundo está relacionado con la ingesta de medicamentos. Para atajar los problemas de salud, los mayores han de medicarse y, en ocasiones, una de las contraindicaciones es precisamente la pérdida de calor corporal.
Una vez expuestas las razones de por qué somos más frioleros conforme envejecemos, es conveniente recordar que las personas mayores han de vigilar la temperatura de sus hogares, pues será clave para que su salud no se resienta. Del mismo modo, también es necesario que cuiden su indumentaria sin importar que los demás no sientan frío. Ya lo dice el refranero: “ande yo caliente, ríase la gente”.