Es una vieja conocida pero no por eso menos efectiva. Un nuevo estudio ha vuelto a demostrar los beneficios de la dieta mediterránea (rica en alimentos como el marisco, la fruta y los frutos seco) porque podría reducir el riesgo de demencia en casi una cuarta parte. De acuerdo con las conclusiones de los investigadores comer alimentos de origen vegetal puede tener un efecto protector contra la demencia, independientemente del riesgo genético de una persona.
Por tanto esta investigación de la Universidad de Newcastle podría abrir las puertas a nuevos tratamientos preventivos para la demencia, basándose en que la dieta es un factor de riesgo modificable.
"En el estudio el efecto protector de esta dieta contra la demencia fue evidente independientemente del riesgo genético de una persona, por lo que es probable que sea una opción de estilo de vida beneficiosa para las personas que buscan elegir una dieta saludable y reducir el riesgo de demencia", explica Janice Ranson, de la Universidad de Exeter, una de las autoras del estudio que se ha publicado en la revista BMC Medicine.
Los estudios anteriores sobre el impacto de la dieta mediterránea se han limitado a muestras pequeñas y a un número reducido de casos de demencia, pero en este caso los investigadores analizaron los datos de 60.298 individuos del Biobanco del Reino Unido que habían completado una evaluación dietética. Puntuaron a los individuos utilizando dos medidas de adherencia a la dieta mediterránea.
Para llevar a cabo su investigación los autores reclutaron hombres y mujeres de 40 a 69 años de edad de toda Inglaterra, Escocia y Gales entre 2006 y 2010, utilizando los registros de pacientes del Servicio Nacional de Salud. Durante el seguimiento (casi una década) hubo 882 casos de demencia (de todas las causas), pero los que siguieron una dieta mediterránea estricta tenían un 23 % menos de riesgo de desarrollar la afección, en comparación con los que comían de manera diferente. Los autores también tuvieron en cuenta el riesgo genético de demencia de cada individuo calculando su riesgo poligénico, una medida de todos los genes diferentes que están relacionados con el riesgo de demencia.
No hubo una interacción significativa entre el riesgo poligénico de demencia y la adherencia a la dieta mediterránea, lo que, según los autores, podría indicar que la asociación entre una mayor adherencia a la dieta mediterránea y un menor riesgo de demencia se mantiene, independientemente del riesgo genético individual de demencia.
Este hallazgo no fue consistente en todos los análisis de sensibilidad y los autores proponen que se necesita más investigación para evaluar la interacción entre la dieta y la genética en el riesgo de demencia, según señalan. Además las personas analizadas en este caso son todos de ascendencia europea, por lo que algunos expertos sugieren que se necesitan más estudios en una gama más amplia de poblaciones.
En cualquier caso la investigación subraya la importancia de las intervenciones dietéticas en las futuras estrategias de prevención de la demencia, independientemente de la predisposición genética.